Llega la Semana Blanca. La frase que acaba de leer provoca el pavor en no pocos padres y madres. Tíos incluso. Y el caos en el hogar. Aulas vacías, alegría del camastrón, gozo del perezoso adolescente, asueto para el colegial asaeteado de actividades escolares y extraescolares. Hay que inventarse planes, acudir a parques de atracciones, cines, campamentos, pasatiempos.

Los pedagogos dicen que estos descansos para la chavalería vienen bien. Pero bueno, hay otros que dicen que vienen mal. Antaño se decía que era un invento de la Junta para compensar a las provincias que no tenían un semanón de descanso en abril, la Feria, como Sevilla. Quién sabe. Se han documentado casos inclusive de padres que se alegran de la Semana Blanca por poder así disfrutar un poco más de la compañía de sus vástagos o criaturas. Son los menos.

Estos días si te encuentras con un conocido que tiene hijos tarde o temprano sale el tema de la Semana Blanca. Tú venga a sacar conversación sobre la Liga, la vigencia de la palabra ´estupefacto´ o la última novela de Echenoz (Enviada especial, editorial Anagrama), pero nada. La Semana Blanca, tío, la Semana Blanca, que es que no sé qué voy a hacer tantos días con Alberto Manuel y Margarita Francisca, con la cantidad de trabajo que tengo. Bueno, hombre, le replico yo por ayudar: Alberto Manuel tiene ya 28 años€ Pero nada, nada, inconsolable el pobre padre.

Eso por no hablar de los abuelos, que tienen un especial apego a los nietos, tan monos ellos, pero claro, una cosa es el apego y el parque por la tarde y recogerlos del cole y darles la merienda y otra tenerlos soplados todo el santo día. En España hay gente que no quiere jubilarse porque sabe que el trabajo que le aguarda, guarda niños, es mucho más pesado que el más pesado trabajo manual o de oficina. La Semana Blanca, con todos sus días y noches, que si empezamos a contar desde hoy a la tarde hasta el lunes 6 son una pechá de jornadas, parques llenos, automovilistas que llegan antes al curro por la ausencia de autobuses escolares, descargas de dibujitos animados a tuti plen; inclusive tal vez en algún lugar y casi de tapadillo una madre dándole a su hijo un artefacto de papel y diciéndole, como el viejo lema de los Agustinos: toma y lee. Que usted la sobreviva, que la disfrute, incluso. Tenga hijos o no. Dese un elegante homenaje. Tenga clase.