Don José Ángel Narváez es catedrático de Fisiología. Es el nuevo rector de la Universidad de Málaga. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad malagueña, es un eminente profesor de nuestra UMA desde 1986. Me sorprendió gratamente el saber que había trabajado en el famoso Instituto Karolinska de Suecia, donde se especializó en Neurobiología. Tuve el honor de conocer a don José Ángel recientemente. Fue gracias a mis buenos amigos y colegas del prestigioso Foro de Turismo, que lleva desde hace más de una década el nombre del que fuera mi maestro y admirado amigo, don Ángel Fernández de Liencres, Marqués de Nájera y Donadío.

Celebró este respetado foro su reunión mensual el pasado 2 de febrero. En los salones del flamante Hotel Miramar de Málaga, de tan ilustre historia. El invitado de honor era esta vez el nuevo rector de nuestra Universidad, don José Ángel Narváez. Durante el coloquio entre el invitado y los miembros del foro se establece un turno de preguntas al personaje invitado sobre diversos temas, directa o indirectamente relacionados con la industria turística malagueña. Cuando me llegó el turno pensé que no sería una mala idea el formular a don José Ángel la pregunta en sueco, en honor a su experiencia en una de las instituciones más prestigiosas de Suecia, modélico país que considero desde hace muchos como una de mis «patrias íntimas», en palabras del maestro Borges. Me contestó con una gran amabilidad el rector con unas palabras en el idioma sueco, con una impecable pronunciación.

Quería compartir esta pequeña pero muy significativa anécdota con los lectores de La Opinión de Málaga, siempre cercanos a nuestra Universidad y a la industria más relevante de la provincia, el turismo. Aunque al final decidí comentar también un hecho que muy recientemente ha tenido una enorme repercusión internacional: el reciente comentario del nuevo mandatario estadounidense, el presidente Donald J. Trump. Se dirigía el sábado 18 de febrero don Donald a sus enfervorecidos forofos en un mitin en Florida. La Florida que en sus raíces tanta alma hispana conserva. Hablando del problema de los refugiados y el terrorismo, citó a Suecia como un ejemplo, por los dramáticos acontecimientos que los ciudadanos suecos aparentemente habían sufrido la noche anterior. En una sociedad inteligente y con uno de los niveles de educación más altos del planeta, ese desprecio a la realidad y a la verdad no se se deja pasar sin un inmediato correctivo. Entre la avalancha de mensajes enviados en un excelente inglés desde Suecia, cito el tuit del que fuera un muy admirado primer ministro sueco, Carl Bildt: «¿Suecia? ¿Ataques terroristas? ¿Qué ha estado fumando?» Los suecos se preguntaron lo mismo. Parece que el único problema que la prensa sueca había comentado relativo a la noche del viernes fueron las dificultades técnicas surgidas en un conocido festival de música ´pop´.

Aparentemente la metedura de pata del señor Trump no se debía al consumo de ninguna sustancia. Según las explicaciones de sus consejeros aúlicos, el presidente de los Estados Unicos había estado siguiendo un programa sobre refugiados en su TV favorita: la temible y generalmente partidista Fox News. Entonces recordé lo que había leído en el New York Times y en el Washington Post. Parece que el señor Trump suele llevar en la Casa Blanca una vida solitaria, dedicada aparentemente en sus ratos libros al consumo apasionado de los frutos de la televisión más básica de la otrora gran nación norteamericana.