Pocas veces tiene ocasión el aficionado de conocer detalles sobre ese santuario que representa el vestuario de su equipo. Más allá de las imágenes previas a que entren en su interior los futbolistas o de las celebraciones que siguen a un éxito sonado, qué no daríamos por disponer de un micrófono para conocer cómo los entrenadores consiguen arengar a sus pupilos.

Justo por este motivo resultó sorprendente, hace unas semanas, lo que confesó el jugador francés Gael Clichy sobre Pep Guardiola. En una entrevista expresaba que el milimétrico técnico le había pedido «música más intensa» en el vestuario para los instantes previos a los partidos. Al parecer, «Dj Clichy» solía elegir hip hop sosegado y su entrenador le solicitó «un poco más de boom boom» para motivar al resto de componentes de la plantilla del Manchester City.

Sabíamos, por el trabajo de investigación que año tras año desarrollan Gemma Santos y Javi Nieves (Cope), del éxito en los vestuarios de la Liga Santander de artistas como Pitbull, Enrique Iglesias, Juan Magán, Romeo Santos, David Guetta, Nicky Jam y hasta Raphael. En la lista de pinchadiscos para el resto de sus compañeros figuran nombres propios como los de Sergio Ramos, Marcelo, Neymar, Bruno Soriano, Juanfran o hasta el del malaguista Chory Castro. Pero desconocíamos hasta ahora que las batutas de determinados entrenadores también eran capaces de marcar el ritmo de sus guateques.

Puestos a encontrar estribillos alternativos, sin pretender alcanzar las exquisiteces que mediante su cuenta de Twitter ha seleccionado durante años Xabi Alonso, prefiero adentrarme en los vestuarios del baloncesto patrio. TVE, por ejemplo, nos permitió saber que las jugadoras de la selección femenina, en el camino hacia su histórica plata en Río 2016, se motivaban con un clásico de Ska-P como «El vals del obrero». Y puestos a elegir, por qué no motivarse con algún himno de Loquillo. El mítico intérprete fue compañero de clase de Juan Antonio San Epifanio «Epi» e incluso tuvo como entrenador a Aíto García Reneses.

El líder de Los Trogloditas ha confesado en más de una ocasión que sin su pasado como potencial deportista de elite no habría creído tanto en sí mismo, ni habría tenido la suficiente dosis de disciplina. Sin su extraordinaria personalidad, la música española más reciente hubiese sonado bien distinta. Como sería bien difernete la banda sonora de nuestras vidas de no ser por el accidente de tráfico que, a las dos de la mañana del 22 de septiembre de 1962, sufrió un portero que a sus 19 años ya había debutado en el Real Madrid: Julio Iglesias.