Es seductora la teoría según la cual si algunos mitos se imponen en nosotros no es porque evoquen un tiempo perdido, sino porque encierran una profecía. Probemos con uno de los grandes mitos de Occidente, el del Rey Arturo y sus Caballeros de la Tabla Redonda, un concierto paritario entre reyezuelos para poner fin a las guerras y redimir a los desfavorecidos. ¿Una profecía de la Unión Europea?. La Tabla Redonda no duró mucho, y pereció víctima de traiciones, desunión y envidias. Sin embargo estos son epifenómenos. Tal vez lo que un día empezó a fallar en la Tabla redonda fuera el valor de soñar cosas imposibles, o sea, la magia de ir más allá de lo que la realidad dicta. Si la UE, en lugar de encogerse y ponerse a la defensa, emprendiera un nuevo tipo de cruzada, esta vez contra la pobreza y la enfermedad en África, quizás podría volver a ser Camelot, y Arturo no moriría en Camlann.