Este lunes, víspera del Día de Andalucía, Susana Díaz daba una buena noticia a los andaluces preocupados por la Sanidad pública. Sobre todo a los granadinos, en pie de guerra gracias a Spiriman -Jesús Candel-, que se ha convertido en bandera contra la política sanitaria del SAS. El BOJA publicaba la derogación de la orden que a finales de 2014 unificaba los hospitales San Cecilio y Virgen de las Nieves en un solo complejo.

Susana ha perdido una batalla en su afán por convertir a la Sanidad andaluza en sabe Dios qué. Y bien orgulloso que estaba Jesús Candel tras ser uno de los pocos que han conseguido ganarle una batalla a la presidenta de la Junta.

A Esperanza Aguirre se le daba por todos lados -no sin falta de razón en según qué momentos- cuando se dedicó a privatizar servicios en los hospitales madrileños.

El caso es que aquí, en Andalucía, el gobierno socialista lleva años preparando una buenísima cantera para los hospitales privados. La especialidad del SAS son los contratos al 25% y el maltrato a médicos y enfermeros que acaban tirando por la calle de enmedio entrando en la privada.

Es paradójico que en Andalucía la privada dé más seguridad que la pública. El SAS es el mejor amigo de los hospitales privados. ¿Quién iba a pensar que en la muy socialdemócrata Andalucía iban a ver la luz los mayores favores a la Sanidad privada? Susana es así, le va dando cuerda a la Sanidad privada mientras que con la Educación va hacia otro lado. Es una caja de sorpresas: ni muy neoliberal ni muy socialdemócrata. ¡Está claro! ¡Susana es el centro!