Susana Díaz ha decidido dar el paso de anunciar que dará el paso. Paso a paso, pasito a pasito, el socialismo sube los escalones de la confrontación que desembocarán, al final de la escalera, en ese rellano, cruz de navajas, que son a las primarias.

Ayer decía Montano en El Español que las virtudes de Susana Díaz son dos. La primera, que no es Pedro Sánchez. La segunda, que no es Patxi López. Cabe añadir otra más: es andaluza, lo cual se cotiza mucho en Andalucía. Sin embargo ha de testar aún como cae el andalusian way of life en Castrourdiales, Lugo o Arrecife de Lanzarote. Como cae cuando la cosa va en serio, que hasta ahora, por esas tierras de Dios, en un fin de semana, la fiesta de la rosa, mitin y tal y después todos para casa no hay nadie antipático.

No pocos recuerdan que Felipe González era andaluz, pero no se pueden comparar ambas personalidades ni los contextos son lo mismo. El diario ABC la recibió ayer con una portada entusiasta. Susana Díaz gusta en Moncloa y en el barrio de Salamanca y hasta en el castizo Lavapiés, pero Sánchez está mejor visto en los cinturones rojelios y los Getafes y tal. Nadie sabe lo que va a pasar pero no son pocos los que adivinan, finalmente, cierta precipitación respecto a los planes que ella misma se había trazado. Sánchez no está muerto, todo lo contrario. Llena teatros y plazas y hasta recauda parné para fletar autobuses y esa presión ha podido empujar a Díaz a dar el paso, que no es por ahora más que anuncio de anuncio. Se nos va a acabar la columna y no hablamos de Patxi López, que ha venido aquí a hablar de su libro, que es el de la experiencia y el consenso y el respeto que siempre da alguien que tuvo los santos cojones de hacer política y socialismo en la Euskadi de los años del tiro en la nuca. López es una suerte de tercera vía susceptible de pactar en cualquier momento con algunos de los dos restantes. Uno de los primeros que dio ayer su apoyo a Díaz, junto con Javier Lambán, de Aragón, fue Miguel Ángel Heredia, que quiere abanderar el susanismo. A partir de ahora hay que interpretar muchos movimientos, no necesariamente este, en clave sucesoria. en el partido y en la Junta. Un cierto debate se suscitó ayer (partidarios y contrarios) sobre si Díaz podría compaginar la secretaría general del PSOE y la presidencia de la Junta. Vaya, como si los secretarios generales anteriores no hubieran sido a la vez -nada menos y si tocaba- que presidentes del Gobierno.