Tal si fuera un nuevo estreno para concursar en la Sección Oficial del Festival de Cine en Español de Málaga, la recién inaugurada primavera hace de esta ciudad un refulgente cúmulo de guiones y emociones encontradas tan dispares como sus protagonistas, inciertos y al tiempo veraces, los cuales nos brindan un sinfín de fotogramas filmados en una cinta capaz de arrojarnos desde el elíseo al abismo de nuestros orcos. Este equinoccio y la cinematografía se entreveran para interpretar sus habituales papeles en una villa transfigurada como escenario atemporal donde imaginar y padecer se puede.

El retorno de esta estación con amables aromas genera unos principios que nos alteran. Por un lado, el aumento de la luz trae consigo cambios hormonales importantes en el estado anímico de las personas, con un incremento de la melatonina y la serotonina las cuales intensifican la vitalidad, la alegría, la sexualidad... Por el otro, se habla de la denominada «astenia primaveral», desorden ocasionado cuando nuestro cuerpo no se adapta correctamente a los cambios de esta época y se caracteriza por el agotamiento físico, cansancio profundo, disminución del sueño y falta de energía subjetiva.

Estos síntomas son muy análogos a los que están soportando los funcionarios del Real Cuerpo de Bomberos de la capital -en huelga indefinida desde el pasado día 14- al no obtener un desenlace a sus reivindicaciones históricas: reducción de jornada, reglamento y reclasificación. Esta «astenia consistorial» de los bomberos malagueños, y su consiguiente conflicto, ha llevado a la Fiscalía de Málaga a abrir diligencias de investigación penal, previas denuncias presentadas por el Sindicato Andaluz de Bomberos (SAB), tras el gran riesgo asumido al no cumplirse los mínimos de personal que cada parque requiere para asegurar una actuación eficaz en esta urbe de ficción.