El domingo Susana Díaz oficializa su candidatura a las primarias del PSOE, un paso muy meditado y con la garantía de tener un proyecto para los socialistas y para España. Un mensaje de moderación, que no de derechas, para recuperar el modelo socialdemócrata, con unas ideas fuertes y modernizadoras que han salido del equipo que dirige Eduardo Madina, de acreditado prestigio en las bases y en la militancia socialista.

A Susana Díaz, después de años en primera fila de la gobernación y de estar al frente de la Junta de Andalucía, no le gustan las aventuras o tirarse sin paracaídas. Dos años hace ahora de que accediera a la presidencia y tiene en su haber saber gobernar en minoría, cumplir acuerdos y compromisos, haber reducido el paro y, sobre todo, dejar claro que es posible otra forma de gobernar sin tener que desmantelar los derechos sociales pese a los recortes. Por estos y otros motivos Susana Díaz es la esperanza que necesita un Partido Socialista sereno, unido, estable y ganador.

Del proceso abierto de primarias tiene que salir un partido centrado, moderado, reformista y desde una posición de izquierdas dar respuesta, con sentido práctico, a los problemas que tiene la socialdemocracia para responder a las exigencias de la sociedad actual. No se entendería que de estas primarias saliese un partido asambleario y radical tal como propone Pedro Sánchez, perdedor de dos elecciones durante su mandato y que ha venido manteniendo una extraña relación con Podemos y con los independentistas, todo lo contrario de lo que sostiene Susana Díaz, que nada quiere saber de Pablo Iglesias y mucho menos de Artur Mas y sus acólitos. Dentro de dos meses se sabrá quién gana unas primarias decisivas para el partido y para España.

El PSOE debe ser algo más que su militancia, a la que está movilizando con éxito Pedro Sánchez, porque debe estar cercano a una sociedad más amplia y compleja, necesitada de ilusionarse por un proyecto político en el que se dilucide algo más que una batalla interna por el control del Partido Socialista y porque de esta confrontación, con tres candidatos en la palestra, debe salir quién tome decisiones que afectan al presente y futuro de España. De ahí la importancia de unas primarias donde deben sopesarse muchas cuestiones a la hora del voto de la militancia. La sociedad no quiere peleas, ni fabulaciones, ni demagogias, sino claridad y respuestas para hacer sostenible el Estado de Bienestar, con propuestas claras y concretas para el problema territorial de España, que se ponga sobre la mesa cómo debe ser la relación con el conjunto de Europa y algo fundamental, cada vez más en precario, como es la defensa y protección de los derechos y libertades de los ciudadanos. A ello deben dirigirse los socialistas sin caer en descalificaciones, debates estériles y calenturas de boca, por no decir de cabeza. Es necesario que haya juego limpio, enterrar maniqueísmos y derroteros que tanto daño han hecho al PSOE y que le abocaron a perder dos elecciones por la desafección y el desconcierto que provocaron en la militancia socialista a la que ahora quiere recurrir el candidato Sánchez como su tabla de salvación.

P.D.- (1) El congreso del PP andaluz fue un paseo militar para Moreno Bonilla, necesitado como está de ser arropado por caterva de ministros y por el propio Rajoy. El líder de la derecha andaluza necesita romper aguas y le cuesta, le cuesta mucho trabajo.

(2) No habrá elecciones anticipadas en Andalucía porque el pacto con Ciudadanos tiene fuerte a los socialistas. El muñidor de estos pactos, el vicepresidente Jiménez Barrios, ha cogido tal oficio en la negociación de hasta lo imposible que es garantía de futuro.