La economía sigue en cierta bonanza y el Gobierno, en la revisión del cuadro macroeconómico, ha incluso mejorado la previsión de empleo del 2017. Pero la aprobación parlamentaria de los presupuestos, a los que el Consejo de Ministros acaba de dar la luz verde, se presenta ardua. Será la primera prueba de fuego de la legislatura.

En su inicio -y a cambio de una subida del salario mínimo del 8%- el PSOE pactó el techo de gasto y el objetivo de déficit del año. Fue un pacto forzado por los compromisos con Bruselas pero los socialistas ya avisaron que no votarían los presupuestos. Primero porque, aprobado el techo de gasto, el Gobierno puede sobrevivir -mal- prorrogando los del 2016. Segundo, porque votar los presupuestos -la ley anual fundamental- es un compromiso similar al de un gobierno de coalición, opción ya descartada. La última legislatura no preparó el terreno para una siempre difícil «gran coalición» a la alemana. Tercero, porque inmerso en unas primarias muy tensas -que amenazan con resucitar la gran herida interna de cuando la destitución de Pedro Sánchez-, el PSOE no puede permitirse una abstención. La gestora -que apuesta por Susana Díaz- no quiere que los otros candidatos la acusen de cercanía al PP.

Mariano Rajoy tiene pues que espabilar y reconocer que, con sólo 137 diputados y sin la complicidad del PSOE, tiene muy difícil gobernar porque está muy lejos de los 176 escaños de la mayoría absoluta. Junto a los 32 de Ciudadanos se queda en 169. Para los presupuestos los tendrá pese a que la relación se ha degradado las últimas semanas por el apoyo del PP al presidente de Murcia, imputado por corrupción, y por la negativa a formar la comisión parlamentaria de investigación de las finanzas del PP, prometida en el pacto de investidura de los dos partidos. Pero C´s puede propinar a Rajoy algún serio revolcón pero no dejar a España sin presupuestos.

Contando con C´s al Gobierno le faltan todavía seis escaños para superar las enmiendas a la totalidad y siete para la aprobación final de los presupuestos. La negociación con el PNV está encarrilada -el PP apoyará los presupuestos del gobierno vasco de PNV-PSOE- con lo que podría llegar a los 174 diputados. Puede surgir alguna incompatibilidad entre C´s y el PNV aunque los dos grupos parecen dispuestos a obviar el asunto más conflictivo como el posible acercamiento de presos a Euskadi si ETA entrega las armas. Sumando a la diputada Ana Oramas de Coalición Canaria -siempre dispuesta a ayudar a la gobernabilidad a cambio de la agenda canaria- Rajoy puede llegar a 175 diputados. Entonces en las enmiendas a la totalidad de los grupos de la oposición podría haber un empate -175 a favor, 175 en contra- y al tercer empate las enmiendas serían rechazadas.

Pero luego el Gobierno necesita un voto más para que los presupuestos no queden empantanados. ¿Cómo conseguirlo? Cristóbal Montoro ya ha iniciado una negociación con Pedro Quevedo, diputado de Nueva Canarias (en coalición con el PSOE). Y aunque Quevedo votó contra la investidura de Rajoy podría sumarse a esta circunstancial mayoría por varios motivos. Porque cree que la prórroga de los del 2016 perjudica a Canarias, porque obtendría compensaciones y porque el PSOE no vería mal que -a través de Quevedo y sin mojarse- los presupuestos fueran aprobados, lo que sería positivo tanto para España como para las comunidades autónomas socialistas.

Si Rajoy logra esta suma PP-C´s-PNV-Coalición Canarias-Nueva Canarias, tan diversa y tan heteróclita, de 176 diputados habrá demostrado resistencia, capacidad de pacto y salvado el primer escollo serio de la legislatura. Pero no tendrá un minuto de descanso porque el techo de gasto para el 2018 debe estar aprobado en julio. ¿Con la misma mayoría? ¿Con otra abstención pactada del PSOE pasado su congreso?

Las dos cosas son posibles pero difíciles. Mucho dependerá del rumbo del PSOE. Y no se debe descartar que si gana Pedro Sánchez, Rajoy estudie un anticipo electoral. Por una posible ingobernabilidad, o por el temor a que una moción de censura fuera votada por Podemos y los independentistas catalanes. La estabilidad del gobierno Rajoy es muy difícil sin algunos pactos -aunque sean limitados- con el PSOE. Pero una gestora no puede garantizar nada. Suerte que la economía va.