Comprar pipas de calabaza, dos paquetes un euro.

Explicarle a los niños el porqué del nombre de calle Calderería, su origen y su hermandad con Ollerías, Especerías o Camas. Daos la mano unos a otros.

Oler diferente, con el cambio de hora parece que cambian el ambientador de la ciudad, caramelo, incienso, limones «cascarúos».

Explicarles que el chorro de agua de ese kiosco es para mantener fresco el coco, que solo compran los que compran chufas que es lo marrón de al lado.

Silencio, respeto, se puede parar y rezar rodeado de muchas personas, incluso con tambores sonando, rezar y admirar, venerar, es religión, no toda la religión, pero es que nada es todo. Pero es cultura, es Málaga pero no toda Málaga.

«Papá, ¿tú por qué eres de Estudiantes? Yo quiero seguir siéndolo también».

Altramuces, enseñar cómo se come un altramuz con una mano y provocarles sonrojo contándoles cómo mi abuela les llamaba chochitos cuando veíamos las procesiones en Torregorda esquina Alameda, «porque la Esperanza hay que verla en la Alameda».

Arbotante, bocina, pertiguero, calle Agua y que el Martes Santo es del barrio de la Victoria.

Los oficios, «cantemos al amor de los amores» la que canta siempre el tío Alvaro, «¿Ese que desentona?» «Sí, ese».

Miércoles de Expiración y tambor sordo, «ese del pelo blanco que va al final lo conozco».

Jueves con legionario espectáculo, todo cabe y todo tiene su sitio, «el romero se coge cuando pase la Virgen de La Esperanza que si no no está bendito; cogerlo antes no sirve para nada».

Viernes de luces apagadas y Servitas. «El abuelo y su padre eran siervos de María, era el último de la fila de la izquierda, no querían salir con levita». «¡Qué velas más raras, papá!».

Nos vamos niños que han terminado las procesiones.