El paso de la existencia parece tener un efecto adverso sobre la retentiva. Fue Hermann Ebbinghaus, filósofo y psicólogo alemán, el primer especialista en investigar de forma sistemática la pérdida de información en la memoria como efecto del paso del tiempo, determinando lo que se conoce como «curva del olvido». En Málaga, la «doble curva».

¿Por qué se produce el olvido? El profesor germano, tras la verificación de su trabajo en 1885, publicó el libro titulado Sobre la memoria, el cual contiene varias teorías que intentan dar respuesta a esta enigmática cuestión. La primera, teoría del decaimiento de la huella, afirma que las huellas de la memoria se deterioran por erosión -como le sucede al Torcal-, de forma que las imágenes persistentes sufren cambios, afectando cada vez más a su naturaleza. Otra posible explicación la constituye la teoría de la interferencia: las imágenes anteriores están más superpuestas y cubiertas por las posteriores; y por último, la teoría de la fragmentación, definiendo el «desmenuzamiento» y la pérdida de distintos componentes antes de un oscurecimiento. Pues bien, en menos de una semana, el Gobierno central se ha olvidado de Málaga en dos materias esenciales para el progreso y la Historia de esta ciudad. La primera, de índole inversor, al evidenciar, nuevamente, el ostracismo económico que padece esta provincia por parte del Ejecutivo, manifestado en la exigua partida plasmada en los Presupuesto Generales del Estado 2017; la segunda, de carácter cultural, al romper la tradición de la liberación del preso -privilegio otorgado por Carlos III en 1759-, cada Miércoles Santo, por la Cofradía de Jesús Nazareno Titulado El Rico. ¿Cuál de las tres teorías de Ebbinghaus tendríamos que aplicar para responder a tanta desidia reiterada hacia Málaga por parte de nuestros dirigentes centrales? Buen término de la Semana Santa sin estampidas. Así sea.