Del que más me he reído ha sido del tuit que adjuntaba la foto de una furgona de la Guardia Civil con el título de Tramabús del PP de Madrid en los tiempos en que Ignacio González era presidente de esa Comunidad. A partir de la detención del eterno lugarteniente de Esperanza Aguirre han llovido las fotos de éste riéndose junto a todo tipo de personas, desde la propia Aguirre hasta la mismísima Susana Díaz en una caseta de la Feria sevillana. A este paso habrá que limitar con quién se hace uno el selfie de turno o instaurar para siempre la categoría de ´selfie de turno de oficio´.

Por supuesto que también han volado por la red las declaraciones de 2015 de Esperanza Aguirre defendiendo a su segundo (por el asunto del investigado ático que posee González en Marbella junto a su mujer), al que calificaba de «persona absolutamente intachable». Habrá que dejar de poner la mano en el fuego con tanto desahogo ya que tantos meten la mano en la caja. El ´guardiabús´ y la ´aguirrida´ defensa de González quizá hayan sido los envíos más destacables en la web, mezclados en el maremágnum de estupideces habituales. Eso y, cómo no, los mensajes partidistas de turno, de una y otra parte, que aprovechan lo que zahiere al adversario o perjudica a los propios para manipular todo lo posible y abrir aún más o tratar de taponar la herida abierta, respectivamente.

Bien no le ha venido al PP, o quizá sí, que coincidiera la calificación como testigo de Rajoy por la financiación ilegal del partido con estas detenciones en Madrid. Cuando escribo ya son más de una decena los detenidos por la presunta utilización de la empresa pública de agua Canal de Isabel IIª para el lucro de ya veremos quiénes mediante el saqueo de lo que es de todos. En fin, la corrupción una vez más subida a los titulares mediáticos y alterando, cada vez menos por lo acostumbrado del asunto, el ánimo de quienes se sienten saqueados. El CIS volverá a reflejar seguramente este pico cuando le pregunten sus encuestadores a quienes se sienten tratados con diferente vara de medir que quienes les roban, despreciándoles a la hora de lucrarse, dedicándoles un corte de mangas como si fueran tontos que no pueden hacer lo que hacen ellos encaramados a las alturas del negocio y la política.

Pero mientras los partidos tradicionales siguen jugando a que el corrupto es el eterno adversario y los nuevos intentan seguir demostrando que lo son los tradicionales para legitimarse definitivamente como opción política aún sin mácula, muchos ciudadanos sensatos digieren estos sobresaltos con la sobria perspectiva que proporciona la acumulación aritmética y la esperanza en la Justicia y el estado de Derecho. La señora de la balanza, aunque ciega, lenta y desequilibrada hacia un lado u otro según soplen los vientos en cada territorio y contexto, persiste inexorable en su empeño de aguarles la fiesta a tantos sinvergüenzas que, sentencia firme a sentencia firme, aforados o no, ya van dejando de ser tan sólo presuntos.