'Personas ejemplares', por Plácido Cabrera Ibáñez

Durante los últimos años han sido frecuentes los casos de corrupción en muchos ámbitos de la vida social, el más conocido ha sido el político, sin embargo, está muy extendido socialmente. A pesar de esto, y sin que sea noticia de televisiones y periódicos, también son muchas las personas que se esfuerzan por ser ejemplares. Hace unos días fui testigo de una conversación entre varias personas en las que pude percibirlo. Se trata de un hombre de más de 50 años, que desde su juventud ha estado trabajando en distintas empresas y cotizando a la Seguridad Social, en los últimos 20 años, como profesor de un colegio. Desde hace años se ha estado planteando la posibilidad de hacerse sacerdote, posibilidad que tuvo que interrumpir por tener que cuidar a sus padres ancianos y enfermos. Hace varios años que falleció su madre y tan solo hace unos meses que falleció su padre. Su decisión de hacerse sacerdote no ha cambiado y ha decidido en el próximo curso recomenzar los estudios que aún le faltan. Este hombre comentaba que al dejar voluntariamente su puesto de trabajo en un colegio, va a dejar de tener ingresos para poder vivir y tampoco va a tener asistencia médica. En esa conversación, uno de los allí presentes le sugirió algo que se encuentra muy extendido, la posibilidad de llegar a un acuerdo con la empresa y simular un despido improcedente, de esta manera él no perdería los ingresos a los que tiene derecho en concepto de desempleo y continuaría con la asistencia de la Seguridad Social. Sin embargo, esta opción ha sido desechada por el interesado, de forma coherente ha manifestado que es contraria a las enseñanzas de la Iglesia Católica. Por esto mismo, he llegado a pensar cuánto bien produce a la sociedad que los católicos se encuentren bien formados, aún cuando a veces tengan que elegir opciones que como esta podrían parecer heroicas.

'Málaga CF', po Mónica Cáceres Vivar

Sirva este texto no como una queja sino como una sugerencia con objeto de mejorar la visita de escolares para próximas ocasiones. El pasado 19 de abril, niños y niñas de varios colegios de Málaga asistieron al estadio de la Rosaleda para presenciar el entrenamiento del Málaga CF. En el colegio Ramón Simonet, que es en el que se encuentra matriculado mi hijo en segundo curso de educación primaria, la expectación por la visita era máxima. Los chicos estaban muy ilusionados desde antes de Semana Santa, todos esperaban el momento preparando camisetas oficiales del Málaga, libretas y bolígrafos para conseguir el autógrafo de sus ídolos, estampas de los jugadores para que les fueran firmadas, así como preguntas para realizar. Y por fin llegó el gran día. La ilusión se podía ver en sus caras, pero el encuentro no fue como ellos esperaban, ya que simplemente vieron el entrenamiento y volvieron al colegio. La mayoría estaban muy enfadados. Es por ello que escribo este texto con objeto de que esta situación se subsane para próximas visitas, ya que cuando los niños y niñas van a La Rosaleda, creo que sería un buen momento para que el club intentara crear afición entre los peques, por lo que sería conveniente mimar más la visita, visitando también el museo, saltando al terreno de juego o, simplemente, si se llevan por grupos a la sala de prensa y algún jugador les dedica unos minutos. También sería aconsejable dar algún obsequio, un globo, pintarles la cara... Simplemente un detalle como se hizo en el entrenamiento que tuvo lugar en diciembre en el estadio de atletismo Ciudad de Málaga. Como ya he comentado, creo que estamos dejando escapar una muy buena ocasión para crear afición, así como para inculcar entre nuestros hijos el amor por el deporte desde un modo sano y saludable. Finalmente, dar las gracias a la Fundación Málaga y al club por la visita de los escolares y realizar una última recomendación: por favor, cuando vayan al estadio visitas escolares, limpien los WC previamente.