'Partida en un partido', por Luis Vinuesa Serrate

Una charca llena de ranas con su cuidadora maternal, a modo de persona jefa-compañera, quien no veía, o no quería ver, que sus batracios Granados y González, entre otros, hacían de las suyas en el convencimiento de que nunca iban a ser descubiertos, creyéndose hacer lo que su sistema había generalizado en todo el país como si tal cosa.

Esperanza Aguirre, lloriqueando primero, y en su última aparición dimitiendo sin llorar de todos sus cargos políticos, ha aceptado su responsabilidad de no ver más allá de sus ‘nar...’ diciéndonos públicamente que se ha sentido engañada y traicionada por aquellos en los que ella había puesto toda su confianza, dándoles responsabilidades que les han llevado a la cárcel, por haberse aprovechado de ellas de forma personal e ilícita, beneficiando también en ‘B’ la financiación de su partido.

Ella se va «triste» y el PP públicamente le «agradece» sus servicios prestados, pero mi opinión es que todo sólo ha hecho que empezar, porque esta Sra., a la que no le hace falta enriquecerse y se ha movido en el Partido Popular como aquella que se escabulle ‘castizamente’ de cualquier responsabilidad que le pudiera afectar, se defiende dimitiendo muy oportunamente haciéndose la víctima, sabiéndose nada apreciada por Rajoy, Cifuentes, Cospedal y puede que también Santamaría, de cuyo aparato político sólo ha obtenido su acostumbrada autónoma soledad.

Como en otras dimisiones, la ‘dama madrileña’ primero callará, pero su silencio se le hará insoportable y sacará carácter, haciendo ‘chulescos’ comentarios, saltándose a la torera esa discreción que el Partido Popular tanto hoy necesita.