La Diputación de Málaga tuvo la feliz idea de galardonar a los expresidentes de la Diputación de Málaga este año. En el Día de la Provincia. Bien está. Es merecido.

A los expresidentes de la Diputación... ¿a todos? No. No a Francisco de la Torre. Que lo fue. Durante el franquismo. Nombrado en 1971. Nombrado, no elegido. Y esa manera tan sutil (premiar para castigar) es una maldad muy de la casa. Al fondo, las rencillas por la sucesión. Es un decirle, sin decir, que él no es plenamente de origen democrático. Que se premia a los que de verdad pertenecen al régimen posterior al franquismo. Y allí estaba De la Torre, en el Día de la Provincia (auditorio de Torremolinos, un lugar donde aún debe sobrevolar el hálito de Fernández Montes) que en algún momento pasillero se le vio un pelín más solo de la cuenta. A De la Torre, no a Montes, que está más pendiente de cómo joder a Margarita del Cid. Gloria a los expresidentes. Sí, pero no a todos.

Es uno de esos desaires que puede que el agredido ni siquiera note. Como con los cuernos, que en no pocas ocasiones el adornado en la testa es el último en enterarse. El homenaje, medalla, parabien, reconocimiento o lo que sea también podría haber sido a todos los expresidentes vivos. O a los del siglo XXI y XX o qué sé yo. Pero se excluyó a Paco. Hombre Paco, que tal. Y tal.

No falta tampoco quien dice que las autoridades de aquel régimen no merecen reconocimiento ninguno. Es cierto. También lo es este párrafo que copiamos de la bio del alcalde que se incluye en la web del Ayuntamiento de Málaga: «Con 28 años, en 1971, es nombrado presidente de la Diputación de Málaga, que fue interpretado por la sociedad malagueña como un signo de apertura hacia una etapa reformista en el marco de la cerrada política española de la época. Sus posiciones de claro compromiso liberal y de una España para todos, dio como resultado que fuera expulsado del cargo en 1975». Luego fundó un partido socialdemócrata. Eso ya lo añadimos nosotros. No se trata de blanquear nada, que tampoco es que De la Torre haya sido un fiel seguidor de Trotsky. Pero su postergación deja un regusto, no sé, supongo que sobre todo para él, un tanto desgarbante, aplanador, emponzoñadito, escasamente melifluo.

Otro eco interesante del Día de la Provincia es el de los expresidentes socialistas de la institución, que aprovecharon el acto para hacer público que avalan a Pedro Sánchez. Su actitud y su foto sentaron como un tiro en el oficialismo. Fraile, Povedano, Linde, Pendón, Antonio Maldonado (¿aún milita en el PSOE?) forman ya de hecho un quinteto de tenores del sanchismo que está siendo reclamado para actuar en alguna agrupación para cantar las cuarenta al actual estado de cosas. En el acto habló en nombre de todos Enrique Linde, que dijo una obviedad inteligente, muy poliaplicable tanto si nos referimos a tiempos como a organismos: «Las instituciones hay que defenderlas cuando son útiles». Amén.