En la carta del presidente de la Gestora del PSOE a Pablo Iglesias hay un estilo personal, algo inusual ya en política. No hay una gota de grasa, es un golpe seco, un trago de alta graduación. Tras un párrafo inicial, en el segundo se responsabiliza de la actual situación al destinatario, por no haber apoyado al candidato del PSOE. En el siguiente está la frase fuerte, una sola, para no distraer, y del tamaño justo: un tweet de tren corto, más o menos. El golpe se finge compensar en la siguiente, de doble uso: una oferta de diálogo fluido (hecha con muy pocas ganas) y un breve inventario de lo que el PSOE plantea en lugar de la moción. Luego, abajo, la posdata memorable, sobre la complicidad de Melenchón. No hay diplomacia, no hay politiqués. Buena escritura, sin retórica. 25 líneas. El texto político menos cursi que he leído en tiempo. ¿Por qué su estilo me recuerda a Luis Enrique?