LA CHICA DEL MUSTANG ROJO

Me venció el sueño, y no pude terminar de ver la película. A la mañana siguiente, me preocupaba lo que le pudo ocurrir a la chica del Mustang rojo. Conducía por una de esas interminables rectas norteamericanas, cuando se topa con un psicótico camionero, que no dejará de incordiarla en una agobiante persecución.

No entendí por qué no se daba la vuelta. Por qué no cambiaba de dirección. Se veía venir la tragedia, y aún así, mismo carril, misma dirección.

¿Les suena? A mi sí. Somos la chica del Mustang. Perseguidos y agobiados por un sistema psicótico, no tenemos la lucidez, el coraje, de dar un volantazo y cambiar la dirección.

Me vencerá el sueño y no veré el final, pero me preocupa. No pinta bien.

Francisco García CastroMálaga

La fe en el vino

¡Vaya por Dios! Aunque no soy piadoso, yo todavía me apoyaba para beber vino en la autoridad de la Biblia, por aquello de san Pablo a Timoteo: «Bebe vino, por tu estómago». Sin embargo, ahora vienen una serie de estudios científicos que conectan el tomar alcohol, aunque sea poco, con problemas cardiovasculares y distintos tipos de cáncer. Decía un vasco: «Tengo tanta fe que ni los curas han podido quitármela». Pero aquí no se trata de un cura, sino nada menos que todo un apóstol el que, en vez de servir de cura, tiende a enfermarnos, quizá para llevarnos más rápido al cielo. Y menos mal que el vino de misa se transforma substancialmente en sangre de Cristo, porque sin ese milagro no iba a quedar ni un cura.

Antonio Bertrán BuendíaMálaga