Ha llegado la cosecha de avales, que han sido estas semanas cuidadosamente recolectados en todas las agrupaciones socialistas por los apóstoles de la socialista trinidad, Patxi, Sánchez y Susana, que está deseosa de decir eso de Pedro estas son tus ruinas y sobre ellas edificaré mi partido. Y esto no ha hecho más que empezar. Ahora, campaña hasta el día 21, vuelta a los mini mítines con conmilitones por Zamora o Vizcaya, Socuéllamos o Andújar. Toledo y todos los rincones patrios sin olvidar los territorios insulares o las ciudades autónomas. Hay partido. Hay primarias. El paseo militar no se está produciendo. La batalla sí. Los que han avalado a Pedro Sánchez, grosso modo, lo van a votar. Los que han avalado a Susana Díaz han podido hacerlo en no pocos casos por supervivencia, por asegurar el sueldo, porque es lo que tocaba y por no significarse.

Va de suyo que también hay un voto masivo sincero a la presidenta de la Junta de los que ven que el sanchismo puede ser igual a dislate o compadreo con radicalismos. En cualquier caso, la argumentación de que Sánchez se iba a entregar a los nacionalismos trabucaires y rupturistas ha quedado desfasada. Es Rajoy el que lo hace. Ahí es nada la compra por millones de euros de los votitos del PNV, lo que permitirá a ese partido ganar de largo las elecciones allí cuando toque y convertir a Euskadi en la comunidad más privilegiada y mejor financiada de todas.

Los españoles somos iguales. Menos cuando toca trenzar los presupuestos. La estrategia del susanismo ahora se divide entre los que apuestan por intensificar la presencia en territorios hostiles, como Valencia, y los que abogan por asegurar, y aumentar, los apoyos en los favorables. Los patxilopistas son una incógnitas en sí mismos. Algunos te dicen que son susanistas, otros que son sanchistas, no faltan los que esgrimen que constituyen una sincera tercera vía. Podemos es un agente en estas primarias, con una manifa en pro de la moción de censura el día antes de la celebración de las votaciones entre la militancia socialista. Ayer no dejaron de sucederse las reacciones. En Málaga Susana Díaz barre, 3.400, pero el dato de Sánchez, alrededor de 1.400, no es nada malo. López se queda con unos cuatrocientos. Los críticos en la provincia hacen ya cálculos para el congreso provincial, otra cosa es que se aglutinen, pensando que tienen entre un veinte y un treinta por ciento del partido, de los apoyos. Unos y otros se aprestan a telefonear a los tibios, que están ahí como cruditos y tiernos.