El jolgorio de congresistas republicanos tras triunfar en la gloriosa causa de privar de cobertura sanitaria a millones de compatriotas con pocos recursos es una de las imágenes más obscenas que ofrece este momento. Miro la foto e intento grabar sus rostros, para incluirlos en mi personal historia universal de la infamia. Pero el problema no está en su propia degradación moral, sino en la de aquellos a quienes representan, y que los han elegido para hacer justamente eso. Temo (y lamento de veras), que la imagen de USA tardará en recuperarse, y en volver a disponer de un mínimo de legitimidad en su liderazgo mundial. Que el país más rico de la tierra haga esto con su gente menos pudiente da la medida de la catadura de buena parte de su sociedad. ¿Nos enseñará al menos a defender a fondo un modo de vida y un modelo político que, con sus defectos, aún puede hablar de humanismo?