Recuerda que eres tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida», pareció decirle en tono susurrante el inolvidable director Billy Wilder al acreditado abogado Francisco Javier Fernández Zurita cuando hace ya casi una década, desde sus inquietudes culturales y pasiones bifurcadas entre la cinematografía y la jurisprudencia, comenzó a redactar un guión convertido en la actualidad en la IX edición del Ciclo Cine y Derecho, el cual se ha ido consolidando gracias a su original metraje; al esmero de los ponentes y a la fidelización de un público misceláneo enmarcado no sólo en el orbe jurídico sino que la muestra también ha sabido horadar en la sociedad malagueña.

Con la sazón concedida por los años, esta exhibición, organizada por el Ilustre Colegio de Abogados de Málaga y dirigida por Fernández Zurita, no ha perdido su objetivo primigenio favorecido por la constante relación entre la gran pantalla y la mundología procesal. Aceptemos que el Derecho es básicamente acción e interpretación, experiencia judicial creada por los juristas y los ciudadanos y no sólo una producción de normativas. De este modo, el lenguaje del cine es un instrumento sustancial para transmitir cuanto está en el núcleo de la Justicia: sus tensiones, paradojas, grandezas y desventuras. Esta incertidumbre es más fácil de entender a través del estilo cinematográfico, como lo ha discernido el equipo organizador desde sus inicios.

El cine Albéniz acoge mañana la inauguración de este encuentro estructurado desde la calidad, el rigor, el espíritu crítico, conocimiento de la realidad social y de las funciones que el Derecho puede y debe desempeñar entre la ciudadanía. Una de las comedias más destacadas de Wilder: Un, dos, tres abrirá este noveno ciclo que un año más nos acerca la realidad de la legalidad proyectada desde el espejo pintado que es el cine.