La tumba de Franco

El debate sobre la tumba de Franco en el Valle de los Caídos no es un absurdo como indican algunos medios conservadores o políticos del Partido Popular. Y sí un debate para cerrar de una vez una guerra civil como la española de la que todavía quedan muchas cosas por saber. No es algo de Podemos, Izquierda Unida o el PSOE y sí es algo que corresponde a las familias de los cientos de muertos enterrados en las cunetas (España es el segundo país del mundo con más desaparecidos del mundo después de Camboya).

Cumplir la ley de Memoria Histórica y estudiar a fondo la Guerra Civil no es un objetivo político y sí un medio de poder cerrar de una vez esa herida. En el caso de Málaga, más de 2.500 cuerpos han sido exhumados de las fosas del cementerio de San Rafael con la financiación de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Málaga, este último regido por el alcalde popular Francisco de la Torre. El alcalde de Málaga es un ejemplo de colaboración en el estudio de la mayor tragedia de la historia de España. No ocurre lo mismo con otros compañeros de su partido. Mariano Rajoy, por ejemplo, se jacta de no haber dedicado ninguna dotación presupuestaria a dicha ley, mientras que Rafael Hernando acusa a las familias de las víctimas de buscar el beneficio económico.

Se equivocan con esta actitud y parece que vuelven a poner patente la vinculación de miembros de su partido con el franquismo. La chaqueta democrática implica no solamente aparentar defender la democracia, también cumplir con los principios democráticos. Y claro que el empleo y la situación económica es un tema fundamental, pero no tiene sentido que un dictador que estuvo fusilando hasta los años 60 esté enterrado en un lugar público donde se le presta pleitesía. Se equivocan también aquellos que buscan en la exhumación de las víctimas el voto habiendo tenido 23 años de gobierno para hacerlo.

La exhumación de los fusilados durante la Guerra Civil es un deber ético y moral que debe llevar a cabo nuestro país.

Jesús Martín OstiosMálaga