Si ve a alguien por la calle sacando pecho y con la mirada tan alta que le apunta al cielo, es que es un sanchista.

Hasta hace dos días, alguno tenía que pedir permiso para entrar en la agrupación. Ahora quieren las llaves. Ahí está la pugna: los susanistas afirman que la proporción de delegados para el Congreso ha de ser la de los resultados en Andalucía. Los sanchistas creen que no, que a ellos les corresponden la mitad de estos delegados. Málaga enviará 35 al congreso federal. La pelea va a ser brava y se desarrollará estos días. A partir de hoy mismo y hasta el domingo. Ayer Francisco Conejo dio una rueda de prensa en la que evitó explícitamente respaldar a Heredia, lo cual está previamente hablado entre ambos. «Es un hombre de partido», dijo Conejo, lo cual quiere decir nada y quiere decir mucho. Quiere decir que hará lo que el partido le diga pero que no va a vivir de otra cosa que no sea el partido.

Lo peor para Heredia sería que se tomase como una primera moneda de cambio entre Sánchez y Susana Díaz. Que su salida de la secretaría general del grupo parlamentario fuese un primer pactito entre ambos o una primera señal de que las hostilidades se recrudecen. Habrá que ver también si sufre pena de gallinero. Los dirigentes oficialistas y los dirigentes críticos hacen llamamientos a la unidad, que es justo por lo que no han trabajado este tiempo. No es una crítica, la política es administrar egos y evitar que otro se siente en tu silla, pero enternece este panorama de boquitas de piñón instando a la fraternidad.

Congreso federal en junio, regional en julio, provinciales al comienzo del otoño y ya sin más dilación ir pensando en quién será cabeza de lista en Málaga capital, un debate sí aplazable pero ya será de cierta urgencia en menos de lo que dura un embarazo. Entre los nombres que se manejen para los congresos, la posible remodelación del Gobierno de Susana Díaz y las primarias de diverso tipo que ha de organizarse, habrá una importante ensalada de nombres (nuevos, viejos, inesperados, recurrentes) sin que se descarte que haya mucho tomate también. El PP provincial ve un PSOE enfrascado, como haciéndose selfies abrazado a su propia crisis y trataría de aprovechar esa debilidad para rinconear o similar, toda vez que su patio después del cónclave provincial se ha quedado tranquilo. Sobre todo, porque los postergamientos y agravios que ha ejecutado Bendodo han quedado más en casa; se saben menos que las cuitas internas de los del PSOE.