El otro día le preguntaron los periodistas a Miguel Ángel Heredia, secretario provincial del PSOE, por su futuro -el de Heredia, no el de los periodistas- y éste aseveró que estará donde le ponga el partido. Nótese que la frase lleva implícita la renuncia a la autonomía personal, al libre albedrío, a la autodeterminación. No va a estar donde quiera. Va a estar donde le sitúe el partido. Sin voluntad. O sea, el partido lo ha de (va a) situar.

Es decir, va a seguir en la política. Donde lo destine el PSOE. Ya sea aquí o acuyá. A disposición. En primer tiempo de saludo. Heredia está proclamando que quiere proseguir en la cosa pública (casi) donde sea y además sus palabras llevan implícitas que el partido tiene una obligación con él, da por hecho que es pieza a disponer en el nuevo tablero. Ayer lo vimos en la tele, en la reunión del grupo parlamentario, que debe ser como un cubo de pirañas, con Madina dando portazos, Hernando como un personaje de El sexto sentido, los Elorza con ganas de venganza.

No se le puede negar la entrega y la disposición a Heredia. Seguramente no va a optar de nuevo a la secretaría general y el intento de él y de sus lugartenientes ahora es trenzar una candidatura cuya cabeza visible les devuelva su propia imagen. Que se vean reflejados. El PSOE de Málaga se divide ahora en dos bandos: los que están tratando de convencer a alguien (no todos al mismo alguien) para que opte a secretario/a provincial y los que se creen que ha de venir la militancia en romería a pedírselo.

Se suceden las llamadas, se desempolvan contactos y hasta hay que dar carta de naturaleza a gente que se despreciaba. Arreglar las cosas del PSOE es siempre una tentación del articulismo patrio; aquí describimos y opinamos pero sin dar recetas. Opinar sobre el socialismo es más fácil, no obstante, dado que en el PP, al menos en el malagueño, uno ve rocosidad y unanimidad y culto al líder. Se lo montan mejor. Hacen un congreso en el que se entra como a una fiesta de tarde. Se sale contento aunque no eufórico, algo cansado, no ha estado mal y tal. No se ha hecho de noche aún, qué hora más tonta, pues vamos ya para casa y cual. Las gentes se ponen a disposición del partido como las actrices en la Transición se ponían a disposición del director. Lo que diga el guión. Este guión está por escribirse porque uno ve al elenco de actores como nerviosos, va el pan en ello y hasta la sal. Hay como una tentación/inercia de escribir una segunda parte. Ahora que el público pita lo visionado en la primera mitad.