En mi reciente viaje a Nueva York y tras visitar el MOMA donde pude contemplar las obras de nuestro paisano Picasso (Los Músicos y las Señoritas de Avignon), lo hice a su biblioteca pública.

Una biblioteca que fue fundada a finales del siglo XIX, mediante fundaciones privadas y que ya a comienzo del siglo XX y concretamente en 1911, fue instalada en el Edificio Stephen A.Schwarzman, teniendo sus entradas por la Quinta Avenida y la calle 42, siendo éste un ejemplo de arquitectura ´Beaux Arts´ y que simboliza el ideal democrático de acceso gratuito y abierto al saber. De ella forma parte una red de bibliotecas vecinales con 88 sucursales en el Bronx, Manhattan y Staten Island. Los fondos del Gobierno cubren solamente una parte del presupuesto de la misma, dependiendo de los ciudadanos a través de la organización Amigos de la Biblioteca. El edificio con sus tres pisos nos adentra desde la entrada con sus leones de guardia, en la contemplación de la belleza de sus salas. En su planta baja se encuentra el Centro de los Niños donde se exhiben los animales de peluches reales que inspiraron las historias de Winnie-the-Poo. Subiendo a su primer piso se atraviesa por el vestíbulo Astor en honor a su mecenas, magnífica entrada de mármol blanco con dos amplias escaleras que parecen flotar hacia las alturas sin apoyo. Dentro de él, se ubica la Hemeroteca Dewit Wallace una de las salas más bella de Nueva York decoradas con lámparas de arañas e imponentes murales.

También está la sala de Colección de Mapas, un gran espacio que alberga una de las colecciones públicas de mapas más grande del mundo, con más de 10.000 mapas solamente de Nueva York.

En su tercer piso destaca la rotonda McGraw con esbeltos arcos y murales y donde podemos ver la copia de la famosa Biblia de Gutenberg en exposición permanente, Mientras que en el tercer piso, se sitúa la Sala Principal de Lectura Rose, casi de largo de un campo de fútbol americano, 91 metros, este monumental recinto atrae a investigadores de todo el mundo.

La vivacidad de esta biblioteca se complementa con actividades culturales, donde destaca la actividad: película para visitantes cada hora y media en el teatro de visitantes del patio sur situado en el primer piso. Visita con audios, además de guiada. Exposiciones de sus colecciones. Charlas de autores, talleres, clases. Complementada con la tienda de la Biblioteca. Más de 3.000.000 millones de ejemplares componen su fondo, además de 800.0000 artículos digitalizados. Rastreando en su catálogo tuve la alegría y satisfacción de encontrarme con un amplio fondo sobre historia de Málaga y que seguro no lo tendrán muchas bibliotecas españolas.

Como muestra de ello y atendiendo a la cronología histórica, seleccioné una amplia bibliografía de algunos de los autores y obras que están en sus fondos. Para la antigüedad, la obra de Pedro Rodríguez Oliva (Mosaicos Romanos en Bobadilla /(Málaga) La época musulmana está presente con el clásico de F. Guillén Robles (Málaga musulmana, 1877), además del estudio de María Isabel Calero Secall y Virgilio Martínez Enamorado (Málaga, ciudad de al-Andaluz). En cuanto a la edad moderna, los libros de Manuel Acién Almansa (Ronda y su Serranía en tiempo de los Reyes Católicos) y el estudio de López de Coca (El repartimiento de Torrox). El libro de Ruiz Povedano (Málaga de musulmana a cristiana...). Conserva también los estudios de Francisco Bejarano Robles (Catálogo de documentos de Carlos I, 1516-1556), además de su clásico (Las calles de Málaga).

La época contemporánea malagueña bastante estudiada está muy presente en estos fondos. Así para el conocimiento del siglo XIX y que comienza con la Guerra de la Independencia, el estudio monográfico coordinado por Marion Redew (La Guerra de la Independencia en Málaga). El de Juan Antonio Lacomba (Málaga en la primera mitad de siglo XIX). Los estudios de Manuel Morales Muñoz (La primera en el peligro de la libertad: Málaga, poder político y poder económico; Málaga, la memoria perdida: los primeros militantes obreros). Para el periodo de la Restauración los libros de Fernando Arcas (El republicanismo malagueño durante la Restauración 1875-1923 y el País de la Olla). El estudio de Antonio Nadal sobre el final de la Dictadura ( Andalucía ante advenimiento de la II República...). Sobre la II República los libros de José Velasco Gómez (Elecciones generales durante la II República en Málaga 1931-1936 y la monografía La II República en Málaga 1931-1936) y de José Jiménez Guerrero ( La quema de conventos en Málaga:Mayo1931. La educación en el periodo republicano, la obra de Emilio Ortega Berenguer (La enseñanza pública en la II República...). Para el periodo de la Guerra Civil, los estudios de Encarnación Barranquero y Lucía Prieto (Población y guerra civil en Málaga: caída, éxodo y represión). Y el de Elías de Mateo Avilés (Las víctimas del Frente Popular en Málaga: la otra memoria histórica).Sobre el franquismo, el libro de Encarnación Barranquero (Málaga entre la guerra y posguerra: el franquismo). Con respecto a la economía malagueña, la monografía de José Antonio Parejo Barranco (Historia económica de Málaga 1833-2008). O los estudios sobre la mujer de María Dolores Ramos Palomo (Las mujeres en la historia de Andalucía). Digamos también que en la biblioteca neoyorquina se encuentran las obras de escritores y poetas malagueños: Salvador Rueda; Emilio Prados; Manuel Altolaguirre; José María Hinojosa; Manuel Alcántara; Rafael Pérez Estrada; Francisco Ruiz Noguera; Rafael Ballesteros, entre los más importantes.

Es un hecho de importancia y de orgullo que la biblioteca neoyorquina una de las más importante del mundo, tenga un hueco para la historia y cultura de Málaga.