La indiscreción es la madre de todas las tertulias y los chismes la guindilla que da calor al paladar y al cerebro. La indiscreción es como la testosterona que te da un subidón que ni la pastillita azul consigue y si la indiscreción resbala por el acerado filo de la inconciencia ya tenemos el cocktail explosivo para pasar una noche de puta madre al calor de los dimes y diretes, de los insultos y provocaciones, de quienes han hecho de su cuerpo (de su cerebro, poco porque suelen andar escasas (os) de este atributo) sobrada pasta (en euros) en los programas televisivos que le abren las puertas para que griten, se insulten y hasta se enreden en casposos y morbosos meneos sexuales.

Todo el anterior incordio viene a cuento de una apoteósica noche donde sobradas (os) y entrañables amigos se dieron al apetitoso ejercicio de aflorar nombres y apodos de quienes, al parecer, son legión en las pantallas televisivas y nos dimos al atrevido y sugestivo campo de recorrer la espina dorsal de quienes se asoman a la pantalla para vender sus intimidades, casi siempre adobado con considerables dosis de sexo y de falta de seso. Era noche para hablar de política, e incluso de futbol, pero mire usted por donde, y sin que nadie lo tuviera en su agenda, nos dimos el festival a costa de David Bustamante y sus mediáticas peleas matrimoniales por un quítame una paja del ojo izquierdo; de una tal Rosa que perdió la voz durante meses por maltrato cariñoso, del empalagoso y confesado hombre de derechas, con pulserita bandera española, llamado Bertín Osborne, y de no sé (no me acuerdo) de cuántos personajes (illos) fueron apareciendo en una noche donde se confesaban los puteríos y los putiferios de un cierto muladar que vende y da suprema audiencia millonaria a determinados programas televisivos. No podía faltar, estamos en Málaga, que se hablara del drama de la querida amiga Mari Tere Campos, pero sobre todo de cómo se lo montan sus dos hijas, Terelu y Carmen Borrego. Pero de Mari Tere Campos, en honor a la verdad, se alabó su profesionalidad, su indomable carácter y su capacidad para sobrevivir, incluso, a quienes le rodean y le dicen que la quieren, lagrimitas incluidas.

Confieso que fue una noche que me liberó de las hormonas políticas y a mis amigos, tal cual. Y siendo como somos de pensamiento e ideas dispares, pero siempre respetuosos, que nos acaloramos con frecuencia para echar pasión al pensamiento político, hubo que coincidir y sumarse al discreto pensamiento de uno de las asistentes que confesaba que después de tanto ladrón y sinvergüenza (PP), de tantas peleas y disputas partidarias (PSOE) y de tanta chirigota (esa fue la palabra) que se tiene montado Iglesias Turrión, con su Podemos a su servicio (no es redundancia), y que a cierto Ribera sueñe con ser Enmanuel Macrón, bien merece perder el tiempo y sumergirse en estos programas que ejercen de lenitivos, que no hacen pensar y donde el putiferio es como la salsa que explota como la adrenalina, con subidones que son terapia no buscada para soltar lastre y nombres de tanto corrupto.

Cena para enmarcar, de concina leonesa, recia y gustosa, con suaves piques donde no podía faltar una exquisita lengua con un suave baño de aceite de Periana, la cecina de provocativos olores a humo y carne de ternera que estuvo más de tres horas al fuego lento, tal cual dicen que estuvo San Lorenzo en su parrilla-cama. Y a fuer de cumplimentar la cena, apareció un queso de tetilla y unas cerezas de Alfarnate, con vino de los que se agarran al paladar y te dejan a las puertas del paraíso y que tiene la señera marca de Toro. No me dirán que cerrar la noche adentrándose en el sibilino y húmedo terreno de amoríos pasados por taquilla (cheque puto), de interminables sagas donde parece estar echado todo en salmuera, del despertar de escondidos libidos sexuales que afloran como las amapolas en primavera si hay de por medio una chequera o de retorcidos amagues de soltar la lengua si me sigue apretando, no me digan que no es para nota (mejor sobresaliente).

Y como esta historia es real, tal cual la vida misma, permítanme desvelar que Jose Luis y Marisol, ejercientes leoneses y andaluces, fueron los anfitriones, y compañeros (as) de batallas y eternos amigos como lo son, históricamente hablando, a quienes obedecen al nombre de Luisa y don Ilde. Con eso está dicho todo.

P.D.- (1) Susana Díaz ya está, de nuevo, en las entrañas de Andalucía. Tiene dos años por delante para afianzar su liderazgo en nuestra tierra. A la batería de propuestas hechas en el Parlamento se sumará cambio en su Gobierno, donde cinco consejeros pasarán a la reserva o como ha dicho Pepín Sánchez Maldonado, «donde me toque».

(2) Diego Valderas no es el problema; el problema lo tiene Maíllo incapaz de articular una oposición sería a Susana Díaz, dedicado como está a convertirse en profesor del insulto y las malas maneras. Así les va.