Renfe canceló ayer doce trenes de Cercanías en Málaga por falta de maquinistas. En Cataluña cada vez que hay una incidencia en el Cercanías se lía parda, los informativos hablan de ello, la gent blasfema, España nos roba, esto es un caos por culpa de Fomento (Madrid) y en ese plan. Aquí hay que callar. Somos más mansos. O menos nación, tal vez más pasotas. En fin.

Un comerciante de Manchester que veranea en Fuengirola y quiere ir ver el Museo Ruso en Málaga se derrite bajo la solanera esperando un tren que más que de cercanías es de lejanías. Sabemos por Chesterton, o quizá por Churchill, que una de los indicativos de que un país funciona es la puntualidad de sus trenes. Yo añadiría, sin ser nadie para hacerlo, pero de algo hay que escribir, que también lo es el estado en el que se encuentren los baños de las gasolineras de extrarradio. En pocas no se encuentra uno un mojón fuera de la taza o ausencia de papel higiénico. Eso si te dan las llave. Las urgencias corporales cuando se está haciendo un largo viaje en auto tienen un artículo por sí mismas, así que vamos a volver a la vía.

Aquí los trenes son puntualmente interrumpidos. Los Cercanías al menos. Los maquinistas están mal pagados y son pocos. Pasa como en los periódicos, por cierto. O como en los despachos de abogados, en los astilleros, en la sanidad. En las comisarías. Aquí somos pocos siempre en todo y en todo momento, y mientras hay colas en el paro. Y en los apeaderos. En los apeaderos está la gente que no quiere apearse y sí subirse. No pueden. No llegan los trenes. O no llegan puntualmente. Yo he hecho más viajes en tren que un pionero de Oklahoma. Casi siempre fui feliz. Ir en tren supone irse de la rutina, así que da igual la siguiente estación con tal de que se haga el camino. El Cercanías es una lotería que igual viene o que va. Ayer fue interrumpido. Gente que llegó tarde al callista o al dietista, a una cita amorosa, a la playa o a una entrevista de trabajo. La mayoría de los días el Cercanías funciona muy bien, sí, pero, ay, desde el 5 de mayo hasta el 16 de junio del presente año se han suprimido un total de 72 trenes en la línea de Málaga a Fuengirola, una de las más rentables y demandadas de España. El carajal va en aumento. Carajal sería buen nombre para una parada. Nuestras vidas son los trenes, que no van a dar a la mar. Los sindicatos no descartan más movilizaciones. El conflicto está en vía muerta o en vías de solución, nunca se sabe. Aquí lo único puntual es el verano, o si acaso, no, que se adelanta y nos pilla sin infraestructuras adecuadas. Bueno, como en las otras estaciones.