El lenguaje en la política

El lenguaje en la políticaCon frecuencia se suele oír la expresión «no todo vale en política». Si la moralidad político social fuera el auténtico engranaje que desarrolla nuestros centros de representatividad, la conocida»pasividad comprensiva parlamentaria» pasaría a ser una actividad responsable, firme, a la vez que respetuosa en las formas. El vocabulario parlamentario actual, no sólo es ofensivo sino que además se atreve, impunemente, a ser condenatorio. Ese vocabulario soez, impropio de los millones de personas representadas, debe tener una respuesta firme y contundente, porque en política «no todo vale».

Lo que puede ser interpretado «políticamente» en un hemiciclo en la calle genera escándalos humillantes, además de impotencia e indefensión ante la gran pantalla o ante las tergiversadas ondas.

La mentira debe ser condenada, el mentiroso debe ser juzgado y los representantes democráticamente elegidos deben denunciar todo lenguaje rastrero y «condenatorio»porque se deben a sus votantes y los hechos se demuestran ante el juez, no en sede parlamentaria mediante la utilización rastrera del lenguaje.

Ángel Alonso Pachón. Málaga