Sumar seguidores y ´likes´ en redes sociales se ha convertido en una obsesión para usuarios y marcas. A más volumen de personas, más ingresos. A esta ecuación se han sumado las llamadas ´granjas de clics´ (´click farms´), fábricas de comentarios, fans y ´me gustas´. Estas incubadoras de perfiles falsos ocupan un nicho de mercado que prolifera en países en desarrollo sin ningún tipo de regulación. Son muchas las páginas en internet que ofrecen inflar los números de un portal por poco dinero: mil visitas y clics en los anuncios por menos de un euro o «menos de lo que cuesta un café», según reza una de las webs. Otros portales se centran en aumentar los fans y la repercusión en redes sociales: 6 euros por 250 seguidores en Facebook o 67 euros por un paquete de 10.000 reproducciones en Youtube. Detrás de estas ofertas on line se encuentran las granjas de clics, salas repletas de móviles conectados que simulan ser usuarios muy activos en la red. El desmantelamiento de una granja de clics en Tailandia a mediados de este mes ha puesto de nuevo el foco en esta práctica. La policía tailandesa confiscó a tres ciudadanos chinos 476 teléfonos móviles y cerca de 347.000 tarjetas SIM, según The New York Times. Estas tres personas se dedicaban a dar ´me gusta´ a los anuncios de algunas marcas que aparecen en Wechat, el servicio de mensajería por excelencia en China. Para ello, sólo necesitan móviles y tarjetas SIM. Con cada tarjeta es posible dar de alta a un nuevo usuario en redes sociales o servicios de mensajería como Whatsapp que verifican los perfiles con un código en un mensaje de texto. Los tres detenidos en Bangkok no fueron arrestados por la actividad, sino por trabajar en el país sin permiso y no pagar el impuesto por importar los teléfonos. La mayoría de estas granjas están ubicadas en países en desarrollo, como India, Filipinas e Indonesia, y del otro lado, potencias como China demandan cada vez más este tipo de servicios. Para detectar el fraude, las empresas utilizan algoritmos que tratan de identificar perfiles falsos. El primer paso contra estas prácticas lo dio Google en 2011 al instalar un algoritmo que terminó con el que se llamó ´fraude del posicionamiento´. Por entonces, las granjas eran otras: generaban enlaces y contenidos para mejorar la posición de las páginas en buscadores. Hoy el negocio se centra en redes sociales y aplicaciones. El mercado de las ´apps´ se encuentra tan saturado que buscan una buena base de usuarios para resultar rentables, según apuntan los expertos. El último grito en venta de ´likes´ está en Moscú, donde han instalado una máquina para comprar ´me gustas´ en Instagram. Por menos de un euro es posible conseguir cien ´me gusta´ en un post de Instagram. La opción más cara es un paquete de 150.000 seguidores y 1.500 ´likes´ por publicación que vale unos 760 euros. La máquina permite también imprimir fotos de Instagram, una función que resulta ´anticuada´ ante semejante retrato de la sociedad.