Así se autodescribe Pedro Sánchez en la novela Pedro Sánchez, del cántabro Jose María de Pereda, celebrada en aquel tiempo (1891) por colegas tan señeros como Clarín: «Como era yo, por naturaleza, blanco de color, pulido de facciones y bien contorneado de miembros (lo cual era orgullo de mi padre, pues me creía cortado por la mano de Dios para ser un caballero), creyéronme a lo mejor enfatuado de tales prendas mis rústicos camaradas»; añadiendo a tales atributos físicos su gusto por «cuanto hacer pudiera el más ágil, más duro y más revoltoso muchacho de mi lugar». El Pedro Sánchez de la novela va a Madrid en busca de triunfo, se hace revolucionario aupado en el oleaje (no en las ideas) y al final regresa derrotado. Un leído, veterano y aguerrido militante socialista me ha hecho partícipe del asunto; no parece haber votado al reciente homónimo de aquel que noveló con éxito Pereda.