Baloncesto y sentido común

Con rabia y estupor leo la noticia de que recursos públicos se están dedicando a la investigación de los niveles de ruido que se producen en algunos colegios de la capital; no por obras de remodelación, ni por la utilización de algún tipo de maquinaria, sino por los niños y jóvenes que juegan al baloncesto. Parece ser que estos hechos han sido apercibidos con una multa mínima de 12000€ e incluso se habla de la prohibición de la actividad.

Podríamos pensar que se trata de una noticia sacada de la gran tradición española de Mihura, Berlanga, Azcona o Gila, pero obedece a una triste realidad. Quien escribe estas líneas fué uno de esos jóvenes desde que tenía once hasta los dieciséis años, y sería larga la lista de colegios en los que recuerdo haber jugado o entrenado. Aunque algunos dirán que más larga es la lista de las personas que molesté haciendo ruido. La verdad es que no recuerdo que nadie, en ningún momento mencionase la más mínima molestia por ello. ¿Teníamos los oídos menos sensibles en los años ochenta?

No puedo evitar recordar junto a esta noticia la reciente, llamémosle moda, de los hoteles "adults only" y la tantas veces referida crisis demográfica de nuestras sociedades. Llámenme demagogo las veces que hagan falta, pero creo que existe una relación, creo que en nuestra sociedad cada vez somos más "sensibles", y, por desgracia, no es un problema de oído. Pienso que cada vez nos cuesta más respetarnos; mujeres y hombres, niños y adultos, inmigrantes y nacionales... sin necesidad de tener que recurrir a la intervención de las autoridades.

El baloncesto formó, en mí y en muchos, parte de una educación que me enseñó, entre otras cosas a que primero se debe dialogar y que las denuncias o prohibiciones deben ser un último recurso.

Envío un fuerte abrazo a todos los clubes que ayudan a la educación de esos muchachos.

José Manuel Cidre Mascato. Málaga