Invito a un amigo a comer algo de pescado al atardecer, junto al puerto, paso antes por la librería (una vieja costumbre) y le llevo dos libros, en formato de bolsillo, para que elija. Uno es un clásico absoluto, El Danubio, de Claudio Magris, el otro Historia de la Unión Soviética, de Carlos Taibo. Elije el de Magris. Suerte para mi, pues no había leído el de Taibo, y me lo quedo. Un relato breve, sereno y libre de prejuicios (tal vez sólo posible en un ecologista libertario, sin mentalidad de bloques) que sirve de preparación para el gran centenario del año, el del octubre rojo. Como he comprado los dos libros casi en automático, y creo en cosas así, busco la simbólica. El culto y sedante discurso de Magris va bajando con el río, de la Selva Negra al Mar Negro, remoloneando en la historia de Centroeuropa, inerme ante el aire blanco de la estepa que lo congela cuando llega de Siberia.