Las palabras nuevas llegan poco a poco, hacen amigos de modo inexplicable y se instalan, a veces para quedarse. Si pasas de ellas, como si no las vieras, un día están por todas partes y no sabes qué son. Me ha ocurrido últimamente con una recién llegada al pináculo de la fama (tras merodear muchos años), la palabra disruptivo. Se ha puesto tan de moda que nadie se priva de meterla en charla, discursete o pontificación sobre cualquier cosa. ¿Cómo nos las arreglábamos para contar cosas antes de que viviera entre nosotros?. Si has llegado tarde a conocerla nunca te queda del todo, y tienes que echar mano una y otra vez de Google para saber que significa. Según la RAE, una disrupción es una ruptura brusca de algo. Otros diccionarios hablan de interrupción súbita. Tanto éxito, ¿será el anuncio -como una especie de fumarola semántica- de que una catástrofe se gesta bajo el empedrado?