En este tiempo donde la voz premio - reconocimiento público que obtiene una persona por la excelencia de una obra, una actividad o una cualidad suya -, colma todo nuestro entorno: cinematográficos, teatrales, literarios, científicos, gastronómicos. Así, la última tendencia en Málaga es ir premiando desde el mejor pitufo mixto para introducirnos en la más deseable ensaladilla rusa hasta descubrir la hamburguesa más relevante.

A menudo nos preguntamos por qué razón, y tras tanto empeño en proyectarnos hacia la prominencia, repetimos conductas las cuales no nos generan bienestar. El psicólogo y filósofo social B.F. Skinner planteó que determinados comportamientos se mantienen o no en función de las consecuencias generadas, esto es, a partir de sus estudios sobre el «condicionamiento operante», establece que un comportamiento seguido por una consecuencia positiva será reforzado y por ello tenderá a repetirse y otro, cuyo resultado es un efecto negativo, tenderá a la extinción. Es un principio válido que no conviene perder de vista cuando reflexionamos sobre el porqué de determinadas maneras de actuar de muchos de nuestros representante públicos.

Por lo tanto, cabría el planteamiento de convocar certámenes en búsqueda de los dirigentes malagueños que resolvieran las contradicciones dilatadas donde nos hallamos, entre otras muchas, las filtraciones de la Catedral; el proyecto de parque Repsol; las caravanas de vuelta de la playa; la operación Limasa; el metro; el proyecto Guadalmedina; el 55% de los jóvenes andaluces en riesgo de exclusión social€

El ganador, además de nuestra gratitud, obtendría, aplicando la teoría de Skinner, el refuerzo positivo en forma de triunfo sobre la naturaleza y sobre sí mismo, pero nunca sobre los otros. Analicen la propuesta.