Después de muchos años en los que nada era lo que parecía, llega por fin Rajoy y dice que «hacemos lo que podemos» significa «hacemos lo que podemos». Respondía así a una pregunta que se le hizo durante su comparecencia como testigo por la presunta corrupción del PP. Ya era hora de que las frases empezaran a significar lo que significan, no como «crecimiento negativo», «movilidad exterior» o «ticket moderador sanitario», por poner solo tres ejemplos muy escuchados durante los últimos tiempos. Ahora solo falta que los significados se traduzcan en consecuencias. En otras palabras, que dar ánimos a un presunto gánster desde la presidencia del Gobierno implique, como mínimo, la dimisión del presidente. Pero eso no ocurrirá porque una cosa es que las palabras empiecen a significar lo que significan y otra muy distinta que la realidad sea consecuente con ellas. Lo decía la Reina Loca de Alicia en el País de las Maravillas: Lo que importa no es el significado, sino quién manda.

Lo que importa, pongamos por caso, no es que la inflación se coma las subidas salariales de los trabajadores, sino lo que ordenan las organizaciones patronales, que acaban de afirmar que los incrementos salariales nunca más tendrán que ver con la inflación.

-Pero, por favor, si usted me sube un 2% y la inflación me come el 5%, me empobrezco en un 3%.

-Eso es lo que dicen las palabras, pero estábamos hablando de quién manda.

En el fondo, siempre se está hablando de quién manda. La 1 no emitió en directo la comparecencia de Rajoy porque, pese a tratarse de un servicio público, quienes mandan en ella están a las órdenes de intereses privados. José Luis Coll, que en paz descanse, tenía un certificado médico según el cual medía 1,80, aunque no alcanzaba a coger los vasos de la estantería más alta de la alacena porque quien mandaba en este asunto, y sin que haya servido de precedente, era la realidad. Alegrémonos, en todo caso, de que una frase dicha por Rajoy signifique lo que significa. He ahí un avance humanístico de proporciones homéricas.