Más que un secretario provincial, parece que el PSOE malagueño lo que está buscando es el yerno ideal. Aunque Ruiz Espejo tiene más edad ya de suegro que de yerno. Y eso que está en magnífica forma el hombre, nadie lo duda.

El martes, siguiendo las órdenes de la autoridad, voy, Paco, los cargos orgánicos e institucionales comenzaron, uno tras otro (¿tenían indicada la hora exacta en que debían hacerlo?) a colgar en las redes su apoyo a Ruiz Espejo. El primero fue José Bernal. Los menos originales siguieron el argumentario (quiero «que dé el paso») pero hubo quien no pudo resistir su propensión a la lírica. El resultado fue puro almíbar. Y venga adjetivación superlativa y elogiosa. Y venga panegíricos. Señores, en Málaga tenemos una escuela de hagiografistas que no nos la merecemos. Qué poetas, ni generación del 27, ni narradores, ni dramaturgos, ni nada. Nada, nada. Minucias. Vamos, un espejo de santidad. ¡¡Canonización, canonización!!

Que me perdone mi amigo Ruiz Espejo, pero algún texto parecía una necrológica. Suerte tiene de leer en vida tantos elogios. Hubo cierto momento en el que pensé que estaba malo o que le iban a dar un homenaje. Según el guión, Espejo se dejó querer aunque no tanto como para no seguir las directrices fijadas. O sea, ayer de buena mañana anunció en Facebook que sí, que se presentaría. Y está bien que así sea. Es un hombre honestísimo, un socialista cabal. Y ahí me paro, que ya me estaba embalando e iba a escribir que es machadianamente bueno, lo cual me calificaría a mí como otro del coro, o un exagerao además de aficionado al tópico. Siendo además uno más partidario del Machado chico, o sea, de Manuel, el hermano, que sería menos bonachón pero era un piernas simpático, un cachondo y no un triste. Que cantaba aquello de «yo, poeta decadente, español del siglo veinte, que a las golfas he cantado y al aguardiente». Mucha suerte a Espejo, que estará, más le vale, haciendo un curso acelerado para dejar de ser buena persona. Se acabó la bondad en cuanto acceda, si gana las primarias. Le tocará nombrar, cesar, proponer, postergar, jugar con los egos, cortar cabezas y aspiraciones, mandar a la mierda y oír qué hay de lo mío.

Todos (que me disculpen las excepciones) los que le están haciendo la pelota esperan luego, de una u otra manera, la devolución del favor. Lo que no es obvice para que le profesen una sincera amistad. Algunos. O yo qué sé. Yo también le compraría un automóvil de segunda mano, sí. No me supondría un cambio de coche, pero sí un buen recambio.