'Vacaciones saludables', por Plácido Cabrera Ibáñez

Durante estos meses de verano son muchas las personas que procuran descansar. En algunos casos, la forma de elegir el descanso con frecuencia supone un mayor cansancio. Sería una pena que, pudiendo descansar, mermaran las fuerzas por falta de reposo. San Josemaría escribió que «el descanso no es no hacer nada: es distraernos en actividades que exigen menos esfuerzo». En una entrevista reciente el psiquiatra y neurocientífico Joaquín Fuster dice que «la espiritualidad, el ejercicio físico y mental y la dieta son factores clave para envejecer con una buena salud cerebral». Por eso «la religión bien entendida protege el cerebro; si se pervierte, causa terrorismo». Este reconocido investigador recomienda «realizar ejercicio físico y cognitivo, comer bien y practicar la espiritualidad en sentido amplio». Explica que «la religión, bien entendida, cuando se basa en los derechos humanos, tiene un efecto positivo y protector, pero en situaciones de relaciones sociales adversas o de conflicto político puede pervertirse ese efecto». En cuanto a la comida dice que «lo que se come es importante, pero cómo se come también». Por eso «hay dos cuestiones vitales para alimentarse, una es la moderación y otra la tolerancia». También «las circunstancias en las que se come influyen y mucho, comer frente al ordenador o el móvil tampoco ayuda». El descanso también responde a la necesidad de vigilar, de pararse a rectificar el rumbo hacía las cosas invisibles, que no son pasajeras, sino eternas, procurando hacer la vida más grata y feliz a los demás.