En Málaga es habitual que los monumentos de calles y plazas estén en el centro de la noticia de manera permanente, ya sea por abandono o por cambios de ubicación.

Es el caso del Monumento al Marqués de Larios, uno de los más importantes de la ciudad, el cual pretenden mover de su ubicación primigenia. Se encuentra situado en la glorieta entre la Alameda Principal, la calle Marqués de Larios y la Plaza de la Marina y a un paso entre el Centro Histórico y el Ensanche, cercano al Parque de Málaga y al Puerto. Como vemos, el monumento al Marqués de Larios goza actualmente de una ubicación de centralidad y armonía entre espacios singulares de la ciudad.

El afamado escultor valenciano Mariano Benlliure fue el elegido para realizar el grupo escultórico que compone el monumento al segundo Marqués de Larios. Desde que se propuso la idea hasta su inauguración, el 1 de enero de 1899, pasaron cuatro años, poco tiempo si tenemos en cuenta que en la capital de la Costa del Sol los proyectos tardan muchos años en materializarse.

El proyecto de semipeatonalización de la Alameda Principal que está en trámites conlleva el cambio de ubicación del monumento. Existe una clara intención de reformular toda la Alameda Principal ante la oportunidad que suponen las obras del Metro de Málaga y la corriente de estos años atrás de ir quitando espacio al vehículo en el centro. Proyecto que cuenta con todos los parabienes de la Junta de Andalucía y Ayuntamiento, hito difícil en la eterna pugna entre ambas administraciones.

La idea es buena, volver al concepto inicial de Alameda peatonal, aunque como todos los proyectos existen lagunas e inconvenientes que si no se solventan con tiempo, supondrán un error del que no se podrá dar marcha atrás.

El espacio de centralidad que ocupa el monumento se perderá al trasladarlo unos 10 metros hacia el norte, más cercano a la calle Larios. Su ubicación actual no es casual, en sus más de cien años de historia ha pasado por distintas vicisitudes, en la Segunda República la estatua del Marqués fue lanzada la dársena del puerto recuperándose años después, la escultura del niño perdió un brazo y ya nunca lo recuperó, las obras del aparcamiento de la Plaza de la Marina dejaron más constreñida su rotonda haciendo un paso peatonal en su base pero siempre ha estado en el mismo sitio.

Un eje armónico entre la Plaza de la Marina, la calle Larios y la misma Alameda Principal, viéndose desde la lejanía en el Paseo del Parque. Moviéndose diez metros se pierde esa armonía.

Algunos pensarán que no pasa nada, se adecentará el monumento, quizás el niño recupere su brazo y la ciudad gana espacio libre de coches pero ¿queremos peatonalizar y seguir teniendo una autovía en pleno centro de Málaga?

Peatonalizar calles no sólo es ampliar aceras, supone un cambio de concepto en el uso del espacio público. El metro avanza a paso lento pero avanza y tenemos una meridianamente buena red de transporte público. No podemos pretender gastarnos decenas de millones de euros en este proyecto y querer seguir teniendo el mismo flujo de tráfico considerando al Monumento a Larios como un obstáculo, como una pieza más de la ciudad a la que mover según el interés del momento cambiando así más de cien años de historia y del urbanismo histórico.