El caso del donante de semen holandés que ha tenido más de un centenar de hijos para hacer feliz a la gente ha puesto sobre la mesa uno de los puntos más débiles de la cadena de reproducción asistida: el descontrol sobre los gametos procedentes de la donación. El caso que ha asombrado y alarmado a partes iguales a Holanda, podría haber ocurrido o ha podido ocurrir, no lo sabemos en España.

Y no será porque los especialistas en reproducción no lo hayan advertido a título particular y a través de sus asociaciones profesionales: hace falta un registro de donantes centralizado.

La idea no es nueva, pero lleva desde 1988, cuando se aprobó la primera ley de reproducción asistida, durmiendo el sueño de los justos. En su redacción ya se advertía sobre la necesidad de informatizar los datos procedentes de todos los centros y clínicas autorizadas. Pero nada.

En mayo de 2006, en el capítulo VI de la nueva ley de reproducción, se volvía a hablar de la creación de un Registro Nacional para centralizar la información de donantes de gametos y preembriones. Y hasta ahora. Todavía se está ultimando. Y han pasado 29 años.

La ley, en un país como España, líder en reproducción asistida, es muy clara respecto a las donaciones: han de ser gratuitas y anónimas, y de una misma persona no se podrán concebir más de seis hijos. Pero el cumplimiento de estos requisitos queda, actualmente, al albur del propio donante, de que sea sincero y diga la verdad sobre sus anteriores donaciones en otros centros.

Sin embargo, aunque la ley prohíbe que se retribuya, la compensación económica por las molestias laborales o de transporte a los donantes, son muy relativas y pueden atraer a personas que solo tengan un interés crematístico, con lo cual, la mentira está garantizada.

El caso del holandés de los cien hijos debería de servir de acicate a las autoridades sanitarias españolas para poner en marcha - ya vuelvo a recordar que llevamos tres décadas perdidas- el registro informático centralizado de donantes que exige la actual legislación de reproducción asistida de 2006. Holanda ya se ha puesto manos a la obra con el suyo. ¿Nos adelantarán?