Para el novelista anglo-indio Salman Rushdie, la literatura es el lugar al que se puede acudir siempre en busca de la verdad.

Así, en la Unión Soviética, los ciudadanos recurrían en su búsqueda a los escritores de ese país mientras que quienes afirmaban allí decir la verdad tan sólo mentían, explica.

En declaraciones al semanario Der Spiegel con motivo de la publicación de su nueva novela (1), Rushdie se refiere a una encuesta entre votantes republicanos, de los que una mayoría dijo considerar nocivas para EEUU las universidades.

De ese país, donde vive desde hace casi veinte años, habla precisamente Rushdie en su compleja y voluminosa obra -380 páginas-, que él mismo califica como una novela social frente al carácter de cuento de Nueva York de su anterior publicación.

Sus protagonistas son un multimillonario de Bombay llamado Nero Golden (Dorado Nerón) que se establece en una lujosa mansión Manhattan y sus tres problemáticos hijos.

En un determinado momento de la narración aparece también un estrambótico y ambicioso personaje, apodado The Joker, que lucha con éxito por conquistar la Casa Blanca y para quien la mentira, el odio y el racismo son siempre ‘divertidos’.

La identificación de ese ‘supervillano’ de pelo verde con Trump es más que evidente, y el propio Rushdie así lo reconoce en su entrevista.

Por un lado, dice, están «los hombres reales, que viven en un lugar real y se preocupan de los problemas reales de la vida».

Pero tan pronto como se pasa a un nivel superior, el del poder, «uno se encuentra inmerso en un cómic: un mundo real, pero gobernado por personajes grotescos. La idea del joker era fácil: Joker y Trump», explica.

Uno de los motivos principales del libro tiene que ver, sin embargo, con el problema tan actual de las identidades.

«Hay tres lugares - dice Rushdie- que han marcado mi vida: Bombay, Londres y Nueva York. Y en esas ciudades, la cuestión de la identidad está llena de tensiones».

«Los principales personajes quieren falsear, anular su identidad para sustituirla por otra», señala.

«Siempre que se habla en Nueva York de identidad, tiene que ver con el género o la raza. El tema de la identidad de género se ha vuelto omnipresente y complicado».

Dyonisos, uno de los tres hijos del multimillonario indio, lucha, por ejemplo, con su identidad sexual, tema que el autor reconoce tan difícil y complejo como inquietante.

Rushdie vivió unas semanas en el seno de una comunidad ‘transgénero’ de Bombay, experiencia que califica de «muy fuerte».

Entre quienes la componían, explica, «había gente en paz consigo misma; los había también muy tímidos y otros estaban realmente dañados».

«La literatura siempre ha sabido que la naturaleza del ser humano no es homogénea, que todos somos portadores de rasgos de carácter contradictorios. Cada uno es su propia contradicción», sentencia el anatematizado autor de Los Versos Satánicos.

Y en una época en la que a todos se nos dice que «tenemos que definirnos, que desambiguarnos, podría ser útil, dice Rushdie, leer un par de novelas que nos recuerden que no somos seres limitados y unidimensionales, sino multifacéticos en grado extremo».

(1) Golden House. Ed. Random House