A finales de marzo de 2013 aterrizaba en Málaga un niño de 15 años que nunca había jugado al baloncesto de manera organizada y que tenía problemas para botar el balón. Su altura, 2,13 metros, en aquel momento y unos pocos entrenamientos en Brazzaville con el Campus de Serge Ibaka le abrían la puerta del baloncesto europeo. Era un jugador por hacer: ni sabía botar, ni sabía tirar a canasta, sólo hacia mates. Inmediatamente se puso a trabajar con el cadete de Leandro Ramírez y con Paco Alonso. Hoy 4 años y medio más tarde Viny Okouo está ante la gran oportunidad de su vida. La poca confianza de Joan Plaza en Dejan Musli le abre la posibilidad de jugar muchos minutos a lo largo de toda la temporada y convertirse en el «Alberto Díaz» de esta temporada.

Las casualidades de la vida hacen que algo que parece imposible se haga realidad. Viny nació en Brazzaville, la ciudad que se asienta enfrente de la capital Kinshasa, al otro lado del río Congo que da nombre a su país. Hijo de un policía y una vendedora de ropa, Viny es el mayor de tres hermanos. Sus padres luchaban por mantenerlo alejado de las bandas callejeras que reinaban en las calles de la ciudad y que querían conquistar a un niño de 13 años que ya superaba los 2 metros. Fue a un campus que organizaba Serge Ibaka, por la insistencia de su padre, calzado con unas zapatillas de paseo y se escondía detrás de sus compañeros cuando había que entrenar fundamentos. ¿El motivo? Cuando botaba el balón todos se reían. Allí conoció a un jugador del club malagueño Romaric Belemene. Se hicieron una foto juntos y cuando Romaric llegó a Málaga y enseñó la foto, se desató el interés por él. Una foto y la insistencia de su padre para acudir a un campus de baloncesto cambiaron su vida y puede cambiar la vida de toda su familia.

Viny realizó grandes actuaciones la pasada temporada y este año puede convertirse en una de las revelaciones de la plantilla. La tutela de Boni N´Dong, en lo profesional y en lo personal, y la apuesta de Joan Plaza, que es un buen formador de jugadores jóvenes, pueden hacerle subir un nuevo escalón en una carrera que, de seguir a este ritmo, puede ser meteórica. Okouo habla 5 idiomas, español, francés y lingala, que son dos de las 5 lenguas oficiales de su país junto al kikongo, el tshiluba y el swahili, además de los idiomas de las tribus de su padre y de su madre. 2 de los 210 idiomas que se estima hablan las 250 etnias que conviven en la República Democrática del Congo. Y ya está estudiando un sexto, el inglés, prueba del que puede ser su próximo destino.

Salir de su casa con 15 años, llegar a un país desconocido, estar muy lejos de su familia, aguantar la soledad de la habitación fue muy duro, pero los litros de lágrimas que esos días salieron de sus ojos empiezan a mezclarse con el sol para dibujar ante ellos una gran oportunidad. Si mantiene los pies en el suelo y sigue trabajando como hasta ahora, todo es posible para el penúltimo producto de la factoría de los Guindos. Suerte€