CHOQUE DE VANIDADES

Bueno, ya se acerca el día del pseudo referéndum en Cataluña. Nacionalistas catalanes saltándose las leyes y nacionalistas españoles con el garrote en la mano y fieles a su conservadurismo. La situación cada vez más tensa y ningún bando dispuesto a aflojar. En Cataluña mientras se hable de independentismo no se hablará de las décadas de mangoneo institucional de los Pujol y compañía; más de lo mismo ocurre con Mariano Rajoy y la corrupción que le rodea (aunque muy pronto le salpicará de lleno). Y mientras, el resto de la población observa atónita el espectáculo, intentando adivinar quién se apea del burro primero. ¿Hay solución? Sí, pero habría que cambiar los adversarios. Rajoy y Puigdemont ya están muy quemados para dialogar. ¿Tendría que haber un referéndum? Por supuesto, votar nunca es malo, pero votar en condiciones, no esta chapuza de «yo me lo guiso y yo me lo como». Creo que llegados a este punto del casi «no retorno», la solución menos dramática sería desconvocar el referéndum del 1 de Octubre a condición de llegar a un acuerdo entre todas las partes para reformar la Constitución. De este modo se podría llevar a cabo un referéndum legal y en condiciones, y quién sabe, igual más de uno se llevaría una sorpresa por el resultado.

Pero esto a día de hoy es un sueño; la realidad es que la gente en Cataluña se ha echado a las calles mal durmiendo en sacos de dormir, mientras el despliegue de la Guardia Civil descansa en cómodos camarotes de trasatlánticos esperando órdenes drásticas. Lagarto lagarto.

Rafa Zamora SanchoMálaga