La británica Royal Society acaba de conceder a "Testosterona Rex" su prestigioso premio al libro científico del año, un galardón que ya recibieron insignes autores como Stephen Hawking, Jared Diamond o Stephen Jay Gould. El volumen premiado está escrito por Cordelia Fine -psicóloga de 42 años, profesora de Historia y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Melbourne- y es un auténtico patadón científico en los testículos o, por ser más precisos, una documentada y radical refutación del papel de la testosterona como «sustancia especial» que avalaría una diferencia característica entre hombres y mujeres; la hormona sexual sobre la que se construye el falso pero «omnipresente y poderoso» relato de que los hombres, gracias a ella, están hechos para liderar, competir, ser promiscuos y amar el riesgo, y las mujeres, por su ausencia, están hechas para ser cariñosas, hogareñas y fieles. Cordelia Fine derroca a la testosterona de su trono y acaba con esa «ficción que da forma a nuestra sociedad y a nuestros cuerpos de manera profunda» y que lleva desde la diferenciación por el sexo, a la asunción de que hay dos cerebros diferentes y, en último término, a la justificación de la brecha salarial o la violación como manifestaciones inevitables de la naturaleza humana.

La psicóloga premiada por la Royal Society derriba ese tópico de que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. Admite que hay diferencias genéticas, hormonales y genitales entre los hombres y las mujeres que, por lo general, aunque no siempre, crean el sexo biológico, pero rechaza que esas diferencias determinen ninguna estructura cerebral ni definan de manera clara la conducta masculina y la femenina. La testosterona, dice Fine, es un factor más en un sistema complejo en lugar de un monarca absoluto. «No hay características masculinas o femeninas esenciales, ni siquiera cuando se habla de ser más competitivo o de asumir riesgos», añade esta autora que señala que la trampa está en las preguntas. ¿Qué es «riesgo», eso que supuestamente hacen los hombres? ¿Qué es más arriesgado, más valiente? «Tener un hijo en muchas partes del mundo es arriesgado, lo mismo que renunciar a tu trabajo para tener un hijo. Todo depende de lo que se considere riesgo», indicó a «The Guardian» Claudia Hammond, presentadora de la BBC y uno de los jurados que concedió el galardón.

Fine, apuntando a las condiciones culturales que nos crían en nichos separados y asignados según el sexo, afirma: «No hay cerebro masculino o cerebro femenino. Pero tan pronto como se reconoce tu masculinidad o feminidad, otras personas empiezan a tratarte de maneras que te conforman como un hombre o una mujer, con el apoyo de juguetes, libros, modelos y un millón de impactos sutiles». En la reseña que Antonia Macaro hizo en el «Finantial Times» sobre el libro de Cordelia Fine subraya que la gente no es directamente masculina o femenina. «Todos somos una mezcla», añade. La autora de «Testosterona Rex» cita, sustentándose en un estudio, que «entre el 55 y el 70 por ciento de las personas presentan un mosaico de características de género, en comparación con el 1 por ciento que sólo presenta características consideradas masculinas o femeninas».