Pregunto a Don Pelagio, paseando por la orilla, cómo se explica el suicidio del caudillo Pablo Iglesias, al mostrarse ante España aliado del independentismo. La vida es larga, dice, y coge una conchita de la arena. Yo insisto, y me deja de piedra cuando, mientras me da la conchita, dice que el ve a Iglesias como un patriota español, que busca no perder pie en Catalunya, aunque de momento pierda pie en España. Y para qué esto, digo a Don Pelagio. Escucha, rucio (está algo cabreado), cuando haya elecciones allí se presentará Colau, que no es independentista, pero defenderá un derecho a decidir pactado; ella será la interlocutora desde Catalunya. ¿Y en Madrid? -pregunto. En Madrid -responde- Iglesias no estará en Moncloa, pero no andará muy lejos, y se pactará una vía ´con bordes´. Luego el viejo rojo sigue altivo su marcha, dejándome con la conchita en la mano. No se qué pensar.