Emocionante el Unicaja ante el Fenerbahce ganando por uno con una remontada de 18 a 3 puntos en ocho minutos. Quienes disfrutan del baloncesto suelen reafirmarse de que casi todo pasa en el último cuarto. Y quizá estamos en ese cuarto cuarto, la vida como un piso de alquiler de cuatro cuartos, quienes peinamos canas -a mí me molesta sobre todo que me salgan en la barba-. También en el asunto catalán. Y también respecto de la Hispanidad.Asesinos de indios

También muchos abanderaban este 12 de octubre -Día de la Hispanidad que para algunos era sólo el santo de las Pilar- las atrocidades cometidas por los españoles en «Las Indias» como si las hubiesen sufrido ellos y como si quienes no las abanderamos con la misma visceralidad fuésemos los culpables de aquella conquista. Recuerdo una noche en Guadalajara, México, con dos buenos amigos, director de cine argentino, uno, y cubano el otro. Quizá con demasiado tequila la visceralidad se impuso a la racionalidad. Me acusaron los dos, mestizos, a mí, tan blanquito, de ser descendiente de asesinos de indios. Les conminé a comprobar que desde que yo supiese, siguiendo el hilo de mis antepasados, ninguno fue a América. Pero, sin embargo, sus antecesores -los dos con apellidos españoles clásicos de los que, paradójicamente, estaban orgullosos- sí fueron. Luego, pidiéndoles disculpas en la discusión, les dije que ellos, y no yo, eran los descendientes de los asesinos de indígenas.

Leyenda negra

La conversación duró lo que dura una noche en Jalisco cuando vas a cubrir un festival de cine. Así que cuando les recordé que los españoles, a diferencia de otros europeos, se mezclaron con los indios y por eso ellos son mestizos -como lo somos todos en los últimos rincones de la sangre-, se revolvieron diciéndome que los españoles, incluidos sus propios antepasados, llevaron las malas costumbres a los pueblos indígenas. Para enfrentar esta leyenda negra española que hemos aceptado con vergüenza desde chicos, tuvo que venir un británico, Hugh Thomas, con su libro El imperio español: de Colón a Magallanes para enderezar de manera documentada la torcida creencia de que todo fue un desastre.

Viva la inteligencia

Aunque lo hemos creído durante décadas, a cualquier persona algo vivida y pensante - «Muera la inteligencia», gritó también este jueves, pero de 1936, el general Millán-Astray a Unamuno en el paraninfo de la Universidad de Salamanca- le costaría creer que sólo los españoles tuvieran malas costumbres, pero estuvo popularmente aceptado que llevaron la sífilis al Nuevo Mundo. Hoy sabemos que no es cierto. Los indígenas ya la llamaban «bubas» y fue al revés, los españoles trajeron la sífilis a Europa. Sí es verdad, en cambio, que allí llevaron temibles enfermedades como la gripe o el sarampión que no existían aún en el nuevo continente. Y que, como en toda conquista, pasaron cosas terribles, Bartolomé de las Casas por medio. Pero no había sociedades idílicas, ni entonces ni ahora, en ningún rincón del globo. Muchos historiadores espantados han ido comprobando la crueldad de los belicosos mayas, por ejemplo, con las pobres tribus de su entorno; sus terribles sacrificios humanos a sus dioses. Aunque la historia de las religiones ya sabemos que no está libre ni de horrores ni de pecado, ¿verdad?Hispanidad con futuro

Les he enviado a algunos amigos iberoamericanos el artículo que Elvira Roca Barea, malagueña de El Borge -esas cuestas axárquicas imprimen carácter- publicó en El Mundo anteayer con el afortunado título de Hispanidad con futuro. Al ver la noticia del piloto español muerto al volver del desfile de la Hispanidad con su eurofighter a la base de Albacete me han trasladado su tristeza. El capitán Borja Aybar deja un niño pequeño. Pienso que, a pesar del clima tenso por la espera de la respuesta de Puigdemont sobre la vuelta a la legalidad constitucional y dar pie así a un diálogo de seres pensantes y no a un tramposo diálogo de besugos (lo que marcó la celebración), tendría que haberse suspendido la recepción oficial posterior en señal de luto. Y si pienso eso, imaginen qué pienso sobre Domingo Mir, el coordinador de ERC en Hospitalet, y sobre sus ganas de risa en Twitter respecto al accidente mortal y las pruebas de alcoholemia en el aire. Sus disculpas resultan penosas. Ha hecho bien Esquerra en suspenderle de militancia.

¡Uy! y ¡ay!

La crónica del partido en el Martín Carpena del gran Fali Guerra en La Opinión de ayer incluía respecto a la reacción del Unicaja una frase como ésta: «Porque hasta entonces, el equipo malagueño estaba como en un mundo paralelo... siempre uno o dos pasos por detrás del Fenerbahce», que es como dicen que estaba Rajoy ante el suflé independentista mientras el mejunje subía. Qué extraño país el nuestro en el que una parte parece rezar porque la DUI, ¡uy!, se produzca; y otra, ¡ay!, porque se aplique ya el artículo 155 de la Carta Magna. Vamos a relajarnos…

Porque hoy es sábado