Hace ya muchos años, allá por 2005, éste que escribe decidió involucrarse y entregar prácticamente su vida por y para un deporte, el baloncesto femenino. Yo no sabía qué me iba a deparar el futuro, pero aún sabiendo lo complicado que es el deporte de chicas a la hora de buscar una repercusión lógica, me tiré a la piscina y creé junto a varios compañeros con inquietudes similares a las mías un portal de internet que fue, es y será una de las webs de baloncesto femenino más importantes de España. Mi labor fue incansable, e incluso sin ver en sus inicios un crecimiento acorde con las horas que trabajábamos, seguimos al pie de cañón intentando llevar a cada rincón del país toda la actualidad de la Liga Femenina, de la Copa de la Reina, la Supercopa o torneos internacionales que tuve la gran suerte y orgullo de cubrir. Y es que estar en un Europeo o un Preolímpico no está al alcance de muchos. Han sido incontables noches las que hemos pasado fuera de casa por una locura que solamente nosotros hicimos que fuese la mejor experiencia del mundo, demasiados viajes infernales para ver esas finales entre Perfumerías Avenida y Ros Valencia, o Copas en Jerez, Sevilla, Zaragoza y Madrid de las que guardo unos recuerdos imborrables. Ni qué decir de las proezas del CB Conquero y los grandes amigos que dejé allí.

En todos esos desplazamientos tenía tiempo para pensar, y no en pocas ocasiones me formulé la pregunta que tantos y tantos hemos repetido hasta la saciedad. ¿Por qué en Málaga, una ciudad donde se respira baloncesto, donde tenemos cientos y cientos de niñas jugando al baloncesto cada día, no tenía la oportunidad de crear un proyecto femenino y aspirar a estar entre los grandes, como en su día estuvo? Me ilusioné con aquel proyecto de la UMA en Liga Femenina 2 que no fue como muchos creían que sería hace 12 años, con Azahara Ramos, Lorena Liñán o Inés Aurioles en un equipo que competía hasta donde podía pero que no daba para más, pero desde entonces hasta ahora han pasado muchos proyectos que justo en el momento de dar un paso al frente y plantearse seguir creciendo, los apoyos le han negado esa ilusión de verse entre las mejores. O, por lo menos, intentar estarlo a medio-largo plazo.

Como bien podéis leer más arriba, mañana domingo no será uno cualquiera. Este domingo es ese día que lleva marcado en rojo en mi calendario desde que decidí ponerme el mono de trabajo para darle visibilidad a un baloncesto femenino muy olvidado, y ni en mis mejores sueños aparecía algo que ya daba por perdido: Málaga, mi querida Málaga, con un proyecto serio y con grandes retos de crecimiento dentro del baloncesto femenino nacional. Este domingo 15 de octubre inicia su andadura el equipo senior de Unicaja CB, en una Primera Nacional que seguro sólo es el primer paso de lo que puede estar por llegar. A los mandos de algo tan grande para muchos de nosotros -tengo claro que más de la mitad de la ciudad no tiene ni idea de lo que este proyecto significa- no podía estar otra persona que Lorena Aranda, nuestra «Peke», alguien que conoce y sabe de los entresijos del baloncesto de féminas y capaz de liderar un trabajo tan ambicioso como el que tiene entre manos desde hace apenas dos meses.

Junto a ella, una plantilla a la que guardo un enorme cariño, porque el mundo del baloncesto femenino en Málaga es tan chico que es imposible no conocer y tener amistad con muchas de las que desde mañana tendrán la responsabilidad de hacernos soñar con un futuro mejor. Qué decir de Ana Moyano, de Sandrita Pérez, de María Molero, Camelia Martos o Reme Velasco, que junto a un elenco de jóvenes locas por el básket tratarán de darnos alegrías semana tras semana y lucharán por un objetivo común que ya no solo pasa por creer en que por fin hay un proyecto serio, sólido y con recorrido en Málaga, sino por poner a la ciudad en una ventana que quizá nunca ha tenido dentro de este deporte y que sin ninguna duda merece más que nadie.