'Seguridad parcial en la audiencia', por Martín Sagrera Capdevilla

En defensa de mi patria chica y grande acudí a la Audiencia Nacional para protestar contra el separatismo, ahora contra el jefe de los Mossos, Trapero. Sin embargo, al contrario que otras veces, la policía ‘estatal’ no me dejó acercar al lejano rincón del parque reservado al público. Porque, aunque parezca mentira, hoy estaba reservado a los dirigentes separatistas y acompañantes, que jalearon a los investigados, reforzando su posición al no ver ciudadanos que protestaran, arrinconados en la acera de enfrente. Más aún, esa policía ‘estatal’ quiso impedirme estar en la acera de la Audiencia, ni siquiera más abajo aún del paso de peatones. De las amenazas, la policía pasó a los hechos, afirmando que vendría una patrulla a desalojarme. Está no llegó, evitándose así el aún mayor escándalo de un secuestro, legal en apariencia, pero contrario al artículo 18 de la Constitución, que defiende la libertad de expresión. ¿Cabe algo más bochornoso que una insistente represión policial (‘por seguridad’, por supuesto) a un profesor jubilado que iba precisamente a defender a esa misma policía ‘estatal’ contra los abusos cometidos por policías cómplices del independentismo? Triste ejemplo de que el problema no son sólo los separatistas, sino de quienes desde el Gobierno central , por negligencia o intereses oscuros, sólo no fomentan, sino que desmovilizan los esfuerzos ciudadanos por mantener la unidad, Gobierno al que ayudan demasiados medios de difusión, que ocultan los hechos.