Tras la aparente derrota del independentismo, se extiende al otro lado una peligrosa nube triunfalista. Si toma tierra, estará asegurado que el incendio se reavive. Lo sensato ahora sería combinar tres tareas: la primera, que corresponde al Gobierno y para la que hay el tiempo justo, conocer los hilos del montaje, el funcionamiento de sus nudos y sus terminales, las finanzas clientelares, la penetración en los Mossos y las policías locales, para saberlo todo de pe a pa; la segunda, que incumbe más que nada al PSC, construir de veras una tercera via que comprometa una reforma constitucional de calado y pueda satisfacer al catalanismo moderado, imposible de reconstruir a corto plazo; la tercera, que compete a todos los partidos constitucionalistas, homologar e implantar un discurso de la concordia o al menos la sutura, señalando líneas rojas que nadie pase. Poco tiempo para tanta tarea.