Banderas se viste de Picasso. Banderas interpreta al pintor malagueño para una serie de National Geographic. Uno creía que este canal sólo emitía documentales de cebras y leones, cocodrilos, ñus y barreras de coral que parecieran diamantes. Pero lo que uno de verdad ignora es si el plural de ñu es ñus o ñúes. Despejar la duda sería tan fácil como ponerlo en Google, pero eso sería ocultar nuestra ignorancia y hoy estamos por la desnudez y no el embeleco. No sabemos ese plural lo mismo que no sabíamos que el Geographic era un canal muy versátil y atractivo. La verdad es que nos quedamos anclados en la revista. La revista National Geographic es de tapas amarillas y grueso volumen. Llevamos viéndola toda la vida en los quioscos, que aún hoy son para uno como una tienda de golosinas irresistibles. Cada portada, una tentación. Esta revista pertenece a la gama alta, o sea, es cara. La tengo asociada a los viajes en tren o avión. A adquirirla en un aeropuerto para un mejor pasar las horas de vuelo. Viajar leyendo sobre viajes me parece (junto a beber vino leyendo sobre vinos) una de las mejores redundancias que existen.

Es de justicia y de mucha alegría que Banderas haga de Picasso y que la serie, o parte de ella, se ruede en Málaga. Se cierra un círculo. Una deuda. Banderas no obstante no abandona la idea de hacer una película, su película, sobre el genial pintor malagueño. Yo me ofrezco para salir de figurante en una escena ambientada en un café de París, con un Picasso dándole al vino y al fumeque rodeado de otros bohemios, pintores y escritores. Y al fondo yo, con bellas mujeres y altivo ademán, trajeado y sin frase pero con un plano semi fijo en el que se me vea bien unos tres o cuatro segundos.

Los equipos de rodaje han zascandileado estos días por Málaga, ciudad que, por hablar de otro magno acontecimiento, va a dedicar a Vicente Aleixandre un congreso ahora antes de que acabe el año. Hora era. Vendrán muchos especialistas a hablar del Nobel. A mí me gustaría no obstante una serie de televisión sobre él. No habría mucha acción, dado que el pobre se pasó bastante tiempo en su casa madrileña recluido por enfermedades reales o imaginarias, hipocondrias o graves dolencias. Allí recibía a amigos y también a aprovechateguis que no se portaron muy bien con él al final de sus días. Pero sería una serie de bella fotografía y también con agradables planos de Málaga, sí, Ciudad del Paraiso, como él la bautizó.

Tengo un amigo que podría salir haciendo de Jorge Guillén, que vivió en Málaga también. También poeta. Ambos, Guillén y Aleixandre, murieron en 1984. Mi amigo lleva gafas redondas a lo Lennon, mejor sería decir a lo Guillén. No sé si en la serie de National Geographic saldrán poetas. Lo que sí: siendo de un pintor sólo puede tener buena pinta. O sea, pinta bien.