Casi se me escapa el titular y lo llamo Otra tele, puta. Vengo caliente, muy caliente, y no esa calentura tan humana de la entrepierna, sino de ver un vídeo que te pone la mala leche a cien en cero coma dos segundos. Ese tipo de anuncios, de promociones de programas, que te sacan lo mejor de ti porque te hablan de lo peor de ti, o de quien se ponga por delante. En un escenario vacío, un foco cenital ilumina el espacio de una silla que pronto será ocupada por un tío y una tía. El tío es el actor Manolo Caro, de cara enjuta, marcada, seca, de facciones apropiadas para defender personajes duros, incluso crueles, ese tipo de personajes que no conocen la piedad. La tía es la actriz Blanca Portillo, sin maquillaje, de marcadas mejillas, seria, una mujer capaz de defender como las grandes a mujeres con un par de ovarios, con ese punto arisco que la hace tan suya. Zorro, dice Manuel Caro repantigado en la silla, con las patas abiertas, chuleta, casi con las manos cogiéndose el paquete, héroe justiciero. Zorra, dice Blanca Portillo en la semipenumbra de la pantalla, puta. Perro, el mejor amigo del hombre, dice él. Perra, puta, dice ella en el siguiente plano. Golfo, vuelve él, descarado, pillo. Golfa, vuelve ella, puta. Hombrezuelo, otro plano de él, hombrecillo, mínimo, pequeño. Mujerzuela, otro plano de ella, puta. Guarro, dice el actor mientras la cámara se va acercando poco a poco cada vez más en plano medio, sucio, que no se lava. Guarra, dice la actriz mientras la cámara se acerca poco a poco al plano medio, puta. Puto, insiste él con expresión neutra, don Juan. Puta, insiste ella con expresión neutra, puta. El último plano es la silla vacía. Pero a tu cabeza ha llegado un mensaje claro, contundente, sin fisuras. Es la promoción de la nueva temporada de Tabú, el programa que firma Jon Sistiaga en 0#. Por cierto, a ver si chotillas del periodismo folclórico como Samanta Villar aprenden un poquito.Pluma, pluma gay

Lo del lenguaje viciado, nada ingenuo, y no hablo del nosotras y vosotras que los profesionales de la política enmarañan en discursos sin alma por muy correctos que quieran ser, se percibe en el propio diccionario de la RAE. Lo he comprobado yo mismo con la palabra «hombrezuelo», mentada arriba. No existe. Pero sí mujerzuela -mujer de poca estimación, mujer perdida, de mala vida-. Incluso el corrector de Word te avisa subrayando en rojo tu atrevimiento, tu error al poner hombrezuelo, color que desaparece si escribes mujerzuela, normalizado y guay. El miércoles de esta semana estrenó la tele de Movistar esta nueva temporada de Tabú, que dedicará cuatro emisiones al machismo, eso que nos parece tan lejano y superado, y ahí sigue, agrietándonos la sociedad como se va agrietando la tierra de los pantanos al 10% de su capacidad. La Sexta Noticias le dedica a estos asuntos un tiempo que se echa de menos en la tele pública, aunque el otro día contaba Ana Blanco en el Telediario que en Europa un tanto por ciento elevado sigue pensando que la mujer ha de hacer las faenas de casa mientras el hombre ha de llevar el dinero, o que los hombres no deben llorar porque eso es cosa de mujeres. Tabú, el programa de Jon Sistiaga, emitido en hora de máxima audiencia, vuelve a darle un cogotazo, sin pretenderlo, a TVE, que cuando hace reportaje le sale el chichinabo en que ha convertido el otrora prestigioso Informe semanal. Menos mal que nos queda En portada, donde otra tele es posible. Y desde luego, también comentado arriba, cogotazo y de los gordos a esa parodia de periodismo que celebra cada semana Cuatro emitiendo Samanta y… Pero no todo es fango y confeti en la cadena chica de Mediaset, aunque se lo curra para que lo parezca. No ha terminado la pestilencia descacharrante de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? cuando ya está ahí Carlos Lozano, desde el miércoles, con el mono de bregar entre paja y cajonadas pregonando que Granjero busca esposa, y esposo, che, que la cuota gay da mucho juego en esa cadena. De hecho en la promoción sacan a cuatro locas en el tractor cantando el pluma, pluma gay, mientras se contonean como se espera que lo haga un homosexual, es decir, como si viviera en un continuo Día del Orgullo subido a la carraza. Algún día, como con el machismo en la sociedad, habrá que analizar el trato que la tele da a la homosexualidad.Viernes negro, gilipollas

Con Fuera de cobertura, que firma cada semana Alejandra Andrade -a punto ya de terminar la temporada-, algo se alivia el maltratado periodismo de la mano de la cyborg sexual Samanta. Pero hay que tener mala suerte. Hoy que hablo de Fuera de cobertura, zas, va Alejandra y se mete en un sex shop en Tokio para poder decir que allí no entran cámaras nunca y que hay muñecas que «parecen niñas… es asqueroso» -ay, Alejandra, llegas tarde, tu colega Samanta ya habló de las muñecas follables-. La cámara la sigue como una sabuesa para grabar sus reflexiones, a un tris de ser un clon de Villar, aunque rebaja su teatralidad sensacionalista. Se fue a Japón esta semana para retratar sus costumbres futuristas y la relación de sus habitantes con la soledad, el trabajo, y el sexo. Y sí, el equipo de Fuera de cobertura firmó un trabajo interesante que podría estar en otra cadena que no fuese Cuatro y sus basurillas extravagantes. No me importa, por tanto, tener esa tele junto a mí. Al contrario, echo el candado de mi puerta y tiro la llave si el señorito Bertín Osborne abre la suya, se repantinga en su sofá con el paquete de par en par porque sé que el tufo machista es insoportable haga lo que haga, aunque reciba a Dani, Flo, y Lara Álvarez, dios, tiran de cualquiera. Jon Sistiaga debería de contar con Bertín a ver qué cría el coco de un machito de playa. Y termino sin poder resistirme a traer aquí la pregunta de Arturo Pérez Reverte en Twitter: «¿Por qué Black Friday y no Viernes negro? Ya puestos a ser gilipollas, seamos gilipollas en castellano». Impecable, académico. Otro lenguaje, como otra tele, es posible junto a nosotros.

La guinda

600.000 euros

Si se confirma lo que he leído en algunas noticias, es para llorar otra vez con TVE. La cantidad de arriba es lo que parece que ha cobrado el circunspecto Carlos Herrera, el de la onda en la sombra, en concepto de indemnización por haberse suspendido la emisión del programa basura ¿Cómo lo ves? que presentaba en La 1. Directivos de la casa y arrogante criatura, lo veo fatal. Y ustedes a nosotros, imbéciles.