Una red social sólo de epigramas. Un café que nunca se enfríe. Una cintura que no ensanche. La palabra «caletre». Un delantero que no se canse. La inmortalidad de quien quieres. Un libro que no se olvide. Una película inolvidable. El amigo de siempre. La tertulia. Esa carta de ella. La primera tarde solo en casa. Un retuit de aquel prohombre. El minuto inmediato tras salir de la ducha. Un papel higiénico de rollo infinito. Nadie nunca tocando el timbre a las tres de la mañana. Un discurso en bucle de un estadista conteniendo la palabra paz. Un bolígrafo de tinta verde. Gafas imperdibles. Camisa inmaculable. Lavadoras para tontos. Gasolina gratis. El comienzo de Cien años de soledad. El final feliz de nuestra historia. Un jurado infalible. Y justo. Hombres con piedad. El título perfecto. Un ladrón cojo. No acabar en un asilo. Abanicar adjetivos.

Un país sin cárceles. Chocolate para cenar. Vecinos amables. Mamá arropándonos. De la mano de tu padre camino del estadio. Rehuir al pelma. Reconvenir al cenizo. Doblar la esquina y volverla a doblar. Fundir un embrague. Estrenar una moto. Percebes para merendar. Licor de ti. Greguerías al atardecer. Sardinas a campo abierto. Estrellas lorquianas: como espuelas. El Soneto triste para mi última chaqueta. Ibérico jamón. Llegar hasta Rumanía de mochilero. Perpetrar aforismos. Viajero fatigable. Capitán de la armada vencible. El segundo en el peligro de la libertad. Elegirte un bikini. La rusa, sin maíz.

El sonido de una rotativa. Equipo fundador. Un mes con el que no llegues a fin de sueldo. Editar una entradilla. Nunca más ver morir a alguien. Un vino en el tanatorio. Aporrear con una chancla azul un teclado al que no le funciona la jota. Rescatar insultos. Apedrear a un tiralevitas. Turrón en agosto. Almendras en los bolsillos. Anarquía por decreto. Escribir ripios en octosílabos. Hacerle el prólogo a un amigo. Perderte en la hemeroteca. Plantar un árbol, tener un hijo y fundar una panadería. Plantar un hijo, tener un libro y escribir «árbol» en la corteza de una higuera. Vacilarle a un ángel. Fundar una ferretería y llamarla Itaca. Seguir remando. Saludar en guaraní. Amanecer en Constanza. Discutir con un aduanero búlgaro. Rendir homenaje a un zapato veterano. Un patadón a un pedante. Un lector de Dante. La tía Julia. Disfrazarse de buzón. A la ópera en Bermudas. Canciones de Rosendo en latín. Botellín. A ver si nos vemos. Los Beatles.